Se roza con los grandes


Club. El café colombiano ingresó al selecto club de la excelencia gastronómica europea. (ARCHIVO / La Hora)

El café colombiano ingresó hoy al selecto club de la excelencia gastronómica europea integrado por el champán francés, el queso Roquefort y los vinos de La Rioja, al recibir el reconocimiento de Indicación Geográfica Protegida (IGP) por parte de la Unión Europea, una primicia para un producto extracomunitario.


En una ceremonia llevada a cabo en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, el vicedirector de la Dirección General de Agricultura de esa institución, Jerzy Plewa, otorgó el certificado IGP a la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en respuesta a una demanda iniciada hace un año y medio por el paí­s sudamericano.

«Hoy es un gran dí­a que marcará la historia del café colombiano. Es una distinción simbólica y un argumento defensivo ya que hemos tenido muchos casos de gente tratando de vender café colombiano sin que lo fuera», celebró Luis Fernando Samper, director general de propiedad intelectual de la Federación, presente en Bruselas.

«Esto nos coloca en un selecto club al que sólo pertenecen el champán, los quesos, los jamones y los vinos más famosos», agregó Samper, para quien la distinción recibida abrirá no sólo el mercado europeo sino también otros «más lejanos, como Sudáfrica o China».

De su lado, el embajador de Colombia ante la UE, Carlos Holmes Trujillo, indicó que el certificado IPG «es un paso muy importante para llevar el café colombiano a la casa de millones de consumidores en Europa», además de «un incentivo para el sector y los pequeños productores».

El reconocimiento IGP forma parte de un sistema creado por la Unión Europea en 1992 para promover y proteger productos agroalimenticios, y que también incluye la DOP (Denominación de Origen Protegida) y ETG (Especialidad Tradicional Garantizada).

La IGP se otorga a aquellos productos en los que se verifica la presencia de un ví­nculo con una zona geográfica determinada en al menos una de las etapas de la producción, de la transformación o de la elaboración efectuadas con unos conocimientos especí­ficos reconocidos y comprobados.

Algunos productos europeos que ya gozan de esta distinción son los quesos parmesano y Roquefort, los vinos de Rioja, los turrones de Alicante, el champán francés y el Prosciutto di Parma, entre otros.

En ese sentido, Plewa dijo esperar que la distinción otorgada al café colombiano sea «la primera de muchas IGP para productos de terceros paí­ses», y destacó que la misma «es muy beneficiosa en un mercado globalizado, ya que puede repercutir en mejores precios y trasladarse en bienestar para la región productora».

El reconocimiento al café colombiano se justifica en «la peculiar ubicación geográfica de la zona» cafetera del paí­s sudamericano, a lo que se suman «las caracterí­sticas de clima, suelos y relieve particulares», que hacen que el producto posea «atributos fí­sicos y organolépticos peculiares», según Bruselas.

La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, fundada en 1927, actualmente representa a más de 566.000 productores de café del paí­s, la mayorí­a de la cuales tiene menos de una hectárea y media de plantación, una realidad que refuerza la importancia de contar con una organización que las nuclee.

En 2006, Colombia exportó granos de café por 1.700 millones de dólares, tras una cosecha en la que se produjeron 12 millones de sacos de 60 kilos.

Según cifras brindadas por Holmes Trujillo, el café representa oficialmente el 6% de las exportaciones colombianas y es el tercer producto que más vende el paí­s en el exterior, detrás de carbón y el banano.