Se rompe mito sobre endoso de los votos


Oscar-Clemente-Marroquin

Siempre se ha dicho que en Guatemala no se pueden endosar los votos de una formación a otra y que por lo tanto las negociaciones con los dirigentes de los partidos son relativamente inútiles. Corrobora ese criterio un fenómeno como el de los Unionistas, donde ílvaro Arzú no pudo trasladarle a su esposa los votos necesarios para tener una participación decorosa. Pero en sentido contrario está el caso de Alfonso Portillo, quien desde la cárcel hizo una fuerte campaña a favor de la UCN de Mario Estrada y logró darle un impulso que constituye una de las sorpresas del proceso porque nadie lo intuyó en las encuestas.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


Ahora bien, donde definitivamente se termina el mito de que no se pueden endosar los votos es en cuanto a la forma en que la coalición oficial UNE-Gana le trasladó, prácticamente en masa, su caudal de votos para diputados por lista nacional a la candidatura presidencial del Lider. Al menos seiscientos mil del casi un millón de sufragios que obtuvo el listado de diputados del oficialismo fortalecieron al candidato Baldizón cuyo listado de diputados no llegó a los cuatrocientos mil votos, mientras que su propia candidatura rebasó el millón.
 
  La gran diferencia, indudablemente, está en el control que se puede ejercer de los votantes cuando hay instrumentos como la Bolsa Solidaria y Mi Familia Progresa, donde se lleva estricto control de los beneficiarios y se puede mantener con ellos un contacto muy directo y personal. En ese sentido, con la logí­stica que permiten los programas sociales, la UNE pasa a ser la fuerza polí­tica que más se parece a un partido polí­tico en el paí­s debido a ese nivel de contacto con lo que se puede considerar como su base. Los otros partidos no tienen medios ni instrumentos para influir de manera directa en sus simpatizantes para orientar el voto, pero cuando a nivel local existe organización capaz no sólo de hablar con la gente, sino de movilizarla para facilitar que acudan a los centros de votación, estamos hablando de cosas totalmente distintas.
 
  Este ejemplo es importante porque si queremos que el paí­s cambie tiene que entenderse la importancia de verdaderos partidos polí­ticos en vez de los grupos amorfos que se organizan alrededor de una candidatura en particular. No estoy diciendo que la UNE sea un partido en todo el sentido de la palabra, sino simplemente que supieron usar el dinero estatal para armar una estructura con mecanismos que evidencian lo importante y crucial de la organización, no sólo para abaratar el costo de las campañas, sino para tener verdadera influencia en los afiliados, militantes o simpatizantes de una determinada formación y los poquí­simos votos de los Unionistas.
 
  No veo que otras organizaciones tengan al dí­a de hoy medios para repetir el modelo de endoso de voto que se dio con los seguidores del oficialismo hacia la candidatura de Manuel Baldizón. Excepto, por supuesto, el voto de la UCN que no responde al liderazgo de Mario Estrada sino que atendió el llamado que hizo Alfonso Portillo para que le dieran su voto y que, sin duda, se ha de repetir en la segunda vuelta también a favor de Baldizón porque es obvio que no habrá ningún acuerdo con Pérez Molina.
 
  Baldizón no crecerá más con votos de la coalición UNE-Gana porque éstos ya los recogió en primera vuelta. Capitalizará los de Portillo y los del sector antimilitarista de la población que no quiere el regreso de los chafas al poder. Falta ver si eso alcanza para superar los seiscientos mil de diferencia, más los que se puedan sumar de los sectores más conservadores que votaron por Suger y Caballeros que juntos casi llegaron al millón de votos, más el cascajo, literalmente, del resto de candidatos de derecha.