La guerra política entre dirigentes iraquíes rivales se reanudó este lunes en Irak, al día siguiente de un poco habitual momento de comunión con motivo de la victoria de la selección nacional en la Copa de Asia de fútbol.
El domingo, mientras la euforia popular se apoderaba del país luego del histórico éxito de la selección, los partidos políticos se congratularon unánimemente de ese raro momento de unidad en un país ensangrentado por la violencia religiosa.
Pero el lunes, la magia parecía haber desaparecido.
En respuesta a un crítico mensaje que le envió el gobierno durante el fin de semana, el Frente Iraquí de la Concordia Nacional, el principal grupo político sunita iraquí, anunció que continuaría boicoteando al gobierno y volvió a exigir su renuncia.
«El gobierno ha fracasado en materia de seguridad, de economía y en otros campos, debería renunciar para salir de la crisis», afirmó Omar Abdul Sattar, miembro del bloque. También dijo que se sentía «asombrado» por el contenido del mensaje enviado por un portavoz del primer ministro, Nuri al Maliki.
«La política de la amenaza, de la presión y del chantaje ya no funcionará. Sabotear el trabajo del gobierno, del Parlamento, así como el proceso político, no hará que Irak regrese a la dictadura del pasado», explicó el portavoz Ali al Dabbagh, lamentando la actitud del bloque sunita.
Esta situación «no beneficia a los iraquíes, sino a los que llenan sus cuentas bancarias fuera del país», agregó.
El Frente, que ocupa 44 de las 275 bancas del Parlamento, boicotea las reuniones del gobierno desde junio. Exige que este último ponga fin a sus ataques y campañas de arrestos dirigidos, según él, por milicianos chiitas aliados con la coalición gubernamental del primer ministro en las localidades y barrios sunitas.
El miércoles pasado anunció la retirada de sus seis ministros del gabinete, dando una semana a Nuri al Maliki para responder a sus exigencias, y amenazando con tomar nuevas medidas en caso contrario.
Este boicot es muy delicado ya que el gobierno iraquí se encuentra bajo la presión de Estados Unidos, que exige importante reformas para lograr la reconciliación nacional.
«Quizás deberíamos reemplazar al equipo político por el equipo deportivo», afirmó Omar Abdul Sattar, del bloque sunita.
Luego propuso nombrar a «Hawar (un jugador kurdo) presidente de la República, a Yunis Mahmud (un jugador sunita) presidente del Parlamento, y a Karrar Jassim (un chiita) primer ministro».
«Quizás de esa manera lograríamos la victoria», exclamó.
El paralelo entre deporte y política es cruel para Irak, donde decenas de miles de partidarios festejaron el domingo en todo el país la victoria nacional frente a Arabia Saudita en Yakarta.
«Ellos nos dieron una alegría que jamás habíamos conocido», explicó el lunes Haidar Mustafa, un estudiante de Bagdad.
«Es la oportunidad de poner fin a todas nuestras tristezas», dijo Haidar Ahmed, de 22 años, otros estudiante, interrogado en un café del centro de la capital.
Cuatro personas murieron y otras 30 resultaron heridas hoy en un atentado con bomba en el centro de Bagdad, indicaron responsables de dos hospitales de la capital iraquí.
Un balance anterior hablaba de dos muertos y 25 heridos.
Los cuerpos de los muertos y los heridos fueron transportados a dos hospitales de la ciudad, entre ellos el de Al Kindi.
Al menos cuatro minibuses y dos automóviles ardieron como consecuencia de este atentado que tuvo lugar cerca de la plaza Tayran, donde se concentra mucho transporte público y que está rodeada de talleres mecánicos.