Al paso que vamos, no tardan en aparecer extranjeros pretendiendo optar al cargo de Presidente o Vicepresidente de la República de Guatemala argumentando con cínica y burlona sonrisa que «les viene del norte» su oposición, mientras sea el pueblo quien lo demande y así la Constitución lo prohíba. ¿Qué tal? A tal cinismo hemos llegado, lo que viene desde cuando un abusivo chofer de camioneta dispuso gritar a voz en cuello que «le venía del norte» que el semáforo estuviera en rojo para pasar temerariamente la bocacalle, pues nadie se lo podía impedir cuando él llevaba mucha prisa y sus 80 pasajeros también.
Están equivocados quienes creen que la democracia es tan solo un sistema de gobierno. Se les olvida que la democracia es un ideal ético y político engendrado en la Grecia clásica cuando los ciudadanos libres ejercitaron su derecho a discutir y decidir sobre los asuntos de su ciudad. Con el paso del tiempo, algunos la consideraron como simplemente meter dentro de una urna a un candidato para sacarlo de ahí hecho un funcionario electo por el sufragio popular. Pero ese criterio está equivocado de cabo a rabo. Es mucho más. Es cierto, todo el andamiaje democrático se monta sobre la soberanía del pueblo que otorga el poder de que se trate a personas concretas mediante el sufragio universal, pero la democracia está amarrada, como el árbol está con sus raíces a la tierra, a criterios y valores, no sólo a procedimientos o trámites, sino a la igualdad, la libertad, la educación, la distribución justa de la riqueza, el respeto a la ley, la autoridad política, la alternancia en el poder y el control público de la autoridad, entre muchas cosas más.
Está visto que en Guatemala se han visto muertos acarrear basura, como aquella vez en que corriendo mucho dinero, intereses y componendas de todo tipo se dispuso permitir que Efraín Ríos Montt pudiera optar a la Presidencia. Pero, si una vez el pueblo permitió que se violara la ley impunemente ¿Ello significará que vaya a seguirlo aceptando? Como decía mi abuelito – mi»jito una cosa es que le hayas pasado tocando sus partes íntimas al león por casualidad o accidente a que intentes hacerlo todos los días. Es por ello, que vale la pena advertirles a tantos que quieren seguir haciendo lo que se les da la gana, porque piensan que el chapín es aguantador o porque todos los nacidos en esta linda tierra somos caídos del tapanco, que por favor no se equivoquen, no la amuelen, no abusen de él, porque cualquier día de estos les vamos a despertar y a sombrerazos les van a bajar tan absurdas aspiraciones por sentirse amos y dueños de vidas y haciendas del país, al mismo estilo de Estrada Cabrera y Ubico Castañeda. ¿O en verdad se querrán correr el riesgo?