El pasado lunes necesitaba ir al banco a hacer una diligencia que requería forzosamente mi presencia. Me vi forzado hacerlo a pie pues en la zona uno de nuestra ciudad capital es más fácil encontrar tirado en el suelo un billete de a cien quetzales que un lugar para estacionar el vehículo. A media mañana, bajando la décima calle, entre cuarta y quinta avenidas, me topé con un grupo de hombres de mala facha que fumaban marihuana a la vista y olfato de todos, lo que se ha vuelto cosa normal, pues nuestro pésimo sistema de seguridad ciudadana nos impide ver, ni por asomo, a un miembro de la misma.
fracaceres@lahora.com.gt
Horas después al comentar lo anterior, pude enterarme que repetitivamente los establecimientos educativos que por ese lugar tienen años de existir, han clamado porque alguien los meta presos, pues aparte de ser expendedores y viciosos, también asaltan impunemente en plena vía pública.
Cuento lo anterior porque ese mismo día había leído una nota informativa que trataba sobre que la vivienda en el Centro Histórico está de moda, asegurando situaciones totalmente inexactas, como por ejemplo, que el movimiento inmobiliario en la zona uno es evidente; que la comuna capitalina ha desarrollado programas para atraer a nuevos vecinos o que la obra realizada a lo largo de la sexta avenida haya atraído a profesionales que buscan aprovechar su tiempo. Disculpen, pero no saben de lo que están hablando. La zona uno, al igual que muchísimos lugares más de nuestra otrora “tacita de plata” en vez de atraer a nuevos vecinos, ha hecho hasta lo imposible por alejarlos, empezando porque el estipendio o consumo de droga lo ha vuelto sitio inseguro y desagradable.
¿A quién le va a gustar vivir o tener sus oficinas en donde las aceras están hechas pedazos?, ¿quién va a querer vivir en un lugar en donde no puede dejar estacionado el vehículo frente a su casa, ni cinco minutos, porque los ladrones se encargan de romperle los vidrios para llevarse lo primero que encuentren o de arrancarle la batería en un santiamén? Y ¿a quién le va a gustar que sus hijos caminen por calles convertidas en el mingitorio e inodoro más grande de todo el mundo? Se necesita estar ciego o que hayan grandes intereses económicos de por medio para no ver la realidad del llamado centro de la ciudad. Porque es mentira asegurar que la estrategia municipal ha sido revalorizar el suelo que no está siendo utilizado en toda su capacidad, cosa que se afirma en el artículo de marras. La realidad es lo contrario. Poner parches decorativos, incluso sin planificación a corto, mediano y largo plazo, lo único que ha traído para el Centro Histórico son más problemas, incluyendo los de movilización, pues atravesarlo por los cuatro puntos cardinales cuesta un bigote. A las pruebas me remito.