Se inicia un nuevo ciclo


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Mañana 14, a las 14, se inicia en el paí­s un nuevo ciclo de esperanza, de confianza en el futuro, pese a todos los desencantos que hemos sufrido cuando al asumir un nuevo gobierno, esperamos fervientemente que las promesas de campaña –al menos las más importantes–, sean realmente cumplidas por las nuevas autoridades que asumen sus cargos encabezados por el nuevo presidente Otto Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti.

Héctor Luna Troccoli

 


Lamentablemente, nace esa ilusión y expectativa que nos convierte en optimistas inveterados pese a lo que casi todos los habitantes de este paí­s hemos sufrido durante nuestra vida por circunstancias diversas, provenientes de sectores que tienen en sus manos el poder de cambiar las cosas que están mal o el poder para agudizar más lo malo que tienen. Coincido con Ortega y Gasset en que mucho de ello se debe a nuestra propia «condición humana» que nos hace susceptibles a los halagos, a la prepotencia, al autoritarismo, a la corrupción, a la impunidad, al menosprecio por los demás, a la indiferencia sobre nuestros problemas, a la ineficacia por una mala administración plagada de personajes que son llevados a ocupar puestos importantes por el simple hecho de ser amigos, familiares, o miembros del partido gobernante, al desmedido afán de enriquecerse sustrayendo fondos del erario nacional a través de negocios ilí­citos e ilegales, a tener el convencimiento que como funcionarios públicos se tiene un poder que nos convierte en inmunes ante la ley, se forma un cí­rculo de poder que administra recursos con la finalidad de obtener beneficios propios, se desatiende a lo que el paí­s necesita y se olvida totalmente lo prometido.
 
Pero somos necios y cada vez que alguien asume, ponemos nuevas esperanzas en ellos. Vinicio Cerezo, Serrano, Arzú, Portillo, Berger, Colom, producto de la era «democrática» dejaron una deuda moral enorme y cada quien se aprovechó como mejor pudo del puesto que ostentaron y los recursos monetarios que pusieron a su disposición. Nosotros, los aguantadores de este planeta, nada hicimos por cambiar el estado de las cosas y todo siguió igual o peor.

Mañana se inicia un nuevo ciclo de 4 años –no el maya que termina el 21 de diciembre y se inicia el 22–, en donde Pérez Molina y Baldetti podrán pasar a la historia como adalides y ejecutores de acciones para buscar el bien común o bien, pasarán a ocupar un lugar en la lista de los gobernantes que hemos tenido desde que nacimos a la vida republicana, que, con excepción de Arévalo y Arbenz, atraparon a Guatemala en una red de antivalores y muerte fí­sica y moral que aún hoy nos domina.

No quisiera hacer una larga lista de lo que los nuevos jefes del Ejecutivo prometieron en campaña sino me quiero centrar en tres temas vitales: 1) la violencia, 2) el combate a la corrupción y la impunidad y 3) el combate a la pobreza que implica mejorar la salud, la educación y la dignidad del guatemalteco sin distingo alguno.

Para lograr estos objetivos mí­nimos estamos conscientes que será necesario captar mayores recursos y manejarlos HONESTAMENTE con una PRIORIZACIí“N del gasto, eliminando lo superfluo para concentrarse en lo indispensable. Lógicamente, deben aumentarse los ingresos partiendo del principio de justicia tributaria que nos indica la propia Constitución en su artí­culo 243. más los demás contenidos en el capí­tulo del Régimen Financiero del Estado. Sin embargo, creo que una parte importante de esta recomposición financiera va a ser la calidad del gasto que se realice y para ello es necesario lanzar algunas señales adecuadas que le indiquen al ciudadano cuál es el camino que esta nueva administración seguirá. La contratación de asesores, la remodelación de oficinas, los aumentos desmedidos de salarios, los excesos de gastos de representación o viáticos, por ejemplo, son malas señales. (Hace meses escribí­ un artí­culo «para no ser leí­do», en donde sugerí­a 10 medidas para mejorar la situación fiscal, según mi entender, aunque por no ser del Partido Patriota, ni cercano al mandatario y vicemandataria, es indudable que si alguien lo vio, no lo tomará en cuenta).

Otto Pérez tomará en sus manos, como él mismo lo afirmó, el combate a la violencia, tanto del crimen organizado, como el desorganizado y espero que lo logre, no pecando de iluso optimista de que cesará la violencia, pero sí­ que se reducirá en un buen porcentaje y por su parte, la vicepresidenta electa Roxana Baldetti tendrá a su cargo  otra tarea también complicada, dura y de igual importancia, como es el de transparentar el uso de los recursos de la administración pública, lo cual implica  un combate frontal a la corrupción, denunciado al MP y enjuiciando a aquellos funcionarios y «empresarios» que cometan cohecho activo o pasivo para llenar sus bolsillos. Es tiempo de que los delincuentes de todo tipo estén en la cárcel y no disfrutando de lujosas mansiones y centros vacacionales en el paí­s, como una burla hacia los ciudadanos que confiamos en ellos.

De todas maneras, conociendo al general Pérez Molina y teniendo buena opinión de la señora Baldetti, espero que el Supremo Arquitecto del Universo, los ilumine y los guí­e en la difí­cil tarea que se les avecina y deseo fervientemente, que Guatemala, por fin, encuentre una respuesta positiva a todas sus necesidades; únicamente tengo temor a dos circunstancias: una, a que  considero que ambos mandatarios no tienen el mejor equipo de gobierno y, lo segundo, su aproximación y cercaní­a con la supercúpula del poder paralelo del sector privado que va en busca de SUS beneficios y no los del paí­s. En fin, a ambos gobernantes les deseo lo mejor….
 
NO SE HAGAN LOS SAPOS. La Ley de Antejuicio indica claramente que a un funcionario que goce de tal prerrogativa, se le puede retirar, por el Tribunal al que corresponda solicitarla. Eso lo sabe cualquier funcionario de mediana categorí­a del Ministerio Público, ya no digamos los agentes fiscales. Entonces, me pregunto, ¿por qué dan declaraciones absurdas de que no se puede perseguir penalmente a un funcionario porque goza de antejuicio o que ahora que algunos ya no gozan de éste sí­ podrán enjuiciarlos? Por favor no hablen tonterí­as  y cumplan con su función, todos saben que el antejuicio se puede revocar o quitar pues, y mandar a juicio y a la cárcel si un tribunal así­ lo ordena, a cualquiera que goce de él.