Se habla español


El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, difundió hoy el primer anuncio en español de su campaña para tratar de recuperar el codiciado voto de los hispanos, que dieron la espalda a su partido en los últimos años.


El anuncio titulado «624787», en referencia al número oficial del soldado McCain en la guerra de Vietnam, presenta al candidato como «el presidente que todos en Estados Unidos estábamos esperando», poniendo de relieve su experiencia como militar y recordando su cautiverio en el paí­s asiático durante más de cinco años.

El senador por Arizona (suroeste) aparece primero hablando en inglés en un acto electoral, con subtí­tulos en español y luego una voz pregunta en castellano «Â¿Qué es lo que un presidente debe pensar de nosotros? ¿De Estados Unidos? El candidato no habla, sin embargo, en ningún momento en español.

Según la campaña, el anuncio será difundido en Nuevo México, un estado vecino de Arizona donde los hispanos representan la tercera parte del electorado y está gobernado por el hispano Bill Richardson, quien dio recientemente su apoyo al precandidato demócrata Barack Obama.

«Es una buena estrategia», comentó Adam Segal, director del Proyecto de Votantes Hispanos de la Universidad Johns Hopkins, en Washington. «En cierta medida, significa el inicio de lo que probablemente será una campaña agresiva para acercarse a los votantes latinos», añadió el experto.

«McCain está mandando un mensaje bien claro que el voto hispano es crucial para él en estas elecciones de noviembre», se congratuló Roberto de Posada, presidente de Coalición Latina, una organización hispana cercana a los republicanos.

Los latinos tendrán un papel importante en las elecciones del próximo 4 de noviembre, principalmente en estados del suroeste como Nuevo México, Arizona, Colorado y Nevada, todos ganados en 2004 por el actual presidente republicano George W. Bush, quien logró aquel año un récord de más de 40% del voto latino.

Desde entonces, los republicanos perdieron el terreno ganado por Bush en la minorí­a más importante del paí­s, con cerca de 45 millones de personas, por el tono muy duro del sector más conservador del partido contra la reforma de las leyes de inmigración que habí­a apoyado el propio McCain.

El senador por Arizona respaldó sendos proyectos de reforma que habrí­an regularizado a la gran mayorí­a de los estimados 12 millones de indocumentados que viven actualmente en Estados Unidos y que quedaron bloqueados en el Congreso en 2006 y 2007 por la oposición de los republicanos más radicales.

Su posición favorable a la regularización de los inmigrantes podrí­a permitir a McCain recuperar, en las elecciones del 4 de noviembre, parte de los votos hispanos perdidos por su partido, para tratar de poner en jaque a Obama o Hillary Clinton en los estados clave del suroeste.

Pero, como lo recuerda Daniel Restrepo, del Center for American Progress, cercano a los demócratas, su tarea no va a ser cómoda, después de haber endurecido, en los últimos meses, su posición sobre inmigración para lograr el respaldo de los conservadores en las primarias.

«En general, tiene el mejor nombre republicano dentro de la comunidad latina y va a tratar de utilizar esa imagen», admitió Restrepo, aunque inmediatamente subrayó que el candidato republicano se va a someter a un «juego peligroso», al intentar convencer los hispanos de que apoyó la reforma y, al mismo tiempo, a los conservadores de que «no firmarí­a el proyecto que él mismo respaldó».