El cerco en torno a los opositores rusos se estrecha, con allanamientos, detenciones e interrogatorios en el FSB (ex KGB), al aproximarse las elecciones presidenciales de marzo de 2008, mientras el presidente Vladimir Putin se presenta como «el único demócrata puro del mundo».
El dirigente de la ONG rusa «Por los derechos humanos», Lev Ponomarev, bastante crítico con respecto al Kremlin, fue convocado el lunes para un interrogatorio por los servicios de seguridad rusos FSB, que lo consideran un «extremista».
«El extremismo es un tema muy de moda en este momento en Rusia (…) Las autoridades pueden tratarme de extremista porque defiendo los derechos humanos y apoyo las marchas de la oposición», declaró Ponomarev.
La nueva ley sobre el extremismo, promulgada en julio de 2006 por el presidente Vladimir Putin, extiende la definición del extremismo a la difamación de responsables políticos.
La opositora Marina Livinovich, colaboradora del ex campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, fue por su parte detenida brevemente el lunes a su llegada a San Petersburgo (noroeste) donde «una marcha del desacuerdo» ha sido prevista para el sábado.
«Marina Livinovich pasó cerca de dos horas en la comisaría, donde querían explicaciones sobre los motivos de su llegada a San Petersburgo», declaró Denis Bilunov, responsable del movimiento de oposición «Otra Rusia», dirigido por Kasparov, quien organiza la marcha.
«Ciudadanos rusos deben explicar porqué viajan de una ciudad rusa a otra. Es vergonzoso y monstruoso», denunció.
El anuncio por el ex disidente soviético Vladimir Bukovski, quien vive actualmente en Londres, de su intención de presentarse a las elecciones presidenciales en 2008 coincidió extrañamente también con los problemas que sufrieron dos de sus partidarios.
La policía rusa registró el jueves en Moscú el domicilio de Vladimir Pribylovski, un analista político que apoya a Bukovski.
«La razón principal es que querían ver lo que escribo sobre Putin antes de que sea publicado. La segunda es mi participación en el grupo de apoyo» a la candidatura de Bukovski, declaró Pribylovski.
Oficialmente el registro estaba relacionado con la búsqueda de documentos concernientes al asesinato en abril de 2005 de un general del FSB, precisó.
La fiscalía convocó igualmente la semana pasada al analista político ruso Andrei Piontkovski para interrogarlo acerca de publicaciones consideradas «extremistas». De visita en Estados Unidos, no respondió a esa convocatoria.
«La fiscalía hace subir la tensión a propósito. Los ataques contra la oposición, las campañas anti-georgiana y anti-estonia, la retórica anti-occidental sirven para crear una atmósfera de isla asediada», estima el analista Yuri Korguniuk.
«El destinatario de estas acciones es el elector ruso» quien ante esas amenazas debe colocarse más espontáneamente aún detrás del poder, añade.
«Luchar contra la disidencia es el deseo natural de todo régimen autoritario. El Kremlin también tiene miedo de la oposición porque el poder es corrupto. Teme que el pueblo se entere de la verdad sobre estos crímenes y que tenga ganas de cambiar de poder», recalca el diputado independiente Vladimir Ryjkov.