La economía estadounidense creció a un ritmo anual de apenas 1,3% en el primer semestre de 2011 luego de casi no hacerlo durante los primeros tres meses del año, informó el viernes el Departamento de Comercio.
El crecimiento combinado de los primeros seis meses del 2011 es el más débil desde que terminó la recesión económica. El gobierno revisó las cifras de enero-marzo para revelar un crecimiento de apenas 1,4%, una disminución aguda de su cálculo anterior de 1,9%.
Los altos precios de la gasolina y las escasos incrementos de ingresos han obligado a los consumidores a reducir profundamente sus gastos en los primeros meses del año.
Los precios de las acciones cayeron tras la publicación del informe.
«Estas cifras son extremadamente malas», dijo Nigel Gault, un economista de IHS Global Insight. «Es evidente que el impulso de la economía está muy débil».
La desaceleración aguda significa que la economía probablemente crecerá este año a un ritmo más débil que en el 2010. Los economistas no esperan que el crecimiento durante la segunda mitad el año será lo suficientemente grande como para disminuir la tasa de desempleo, la cual alcanzó 9,2% el mes pasado.
Meses atrás, los economistas pensaron que un recorte de los impuestos sobre los ingresos de la Seguridad Social impulsaría el crecimiento económico en 2011. Pero la mayoría de esos recursos han sido utilizados para pagar los altos precios de la gasolina. Además, los empleadores han contratado a menos personas tras ver que los norteamericanos gastan menos.
El gasto de los consumidores casi se paralizó en los primeros meses del año. Aumentó apenas 0,1% después de haber crecido 2,1% a fines del 2010 y principios de este año.
El gasto para bienes de manufactura de larga duración, como los automóviles y los electrodomésticos, cayó en un 4,4%. Muchos distribuidores de automóviles reportaron una escasez de modelos populares tras el terremoto en Japón en marzo, lo cual golpeó las ventas.
La crisis en torno a la deuda en Washington está complicando una economía débil de por sí. Cualquier decisión que tomen los legisladores para resolver la crisis detendrá el crecimiento a corto plazo.
Un acuerdo para aumentar el límite de endeudamiento probablemente incluirá recortes al gasto de largo plazo, lo cual eliminaría el estímulo gubernamental en un momento precario. Si el Congreso no logra aumentar el tope de la deuda y el gobierno cae en una mora de pagos, los mercados financieros podrían desplomarse y las tasas de interés podrían aumentar.