Se derrumba techo de fábrica: 2 muertos


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El techo de una planta en Camboya que fabrica los zapatos deportivos Asics se desplomó el jueves mientras varias decenas de trabajadores estaban en su interior, provocando por lo menos dos muertos y siete heridos, en el accidente más reciente que ha revelado las deficientes condiciones de seguridad en la industria global de la confección.

Por SOPHENG CHEANG
PHNOM PENH Agencia AP

La Policía informó que dos cadáveres fueron sacados de entre los escombros de la fábrica de zapatos.

Se cree que había 50 obreros laborando cuando el techo se vino abajo, aparentemente por el peso del equipo de acero que se almacena en el piso superior, dijo el policía Khem Pannara.

El agente informó que sacaron dos cadáveres de los escombros y que al menos siete personas resultaron heridas en la fábrica, en el sur de la capital, Phnom Penh.

Los equipos de rescate removieron los escombros durante varias horas y después de limpiar el sitio determinaron que no había nadie más atrapado en su interior.

«Estábamos trabajando normalmente y de pronto varias piezas de ladrillos y acero comenzaron a caer sobre nosotros», dijo una empleada herida, Kong Thary, de 25 años. Ella habló entre sollozos por teléfono desde una clínica cercana.

Chea Muny, líder de un sindicato comercial de obreros, identificó a la fábrica como una operación taiwanesa llamada «Wing Star» que produce los zapatos Asics, que se venden a Estados Unidos y Europa.

La exportación de la industria textil es la que genera más ingresos para Camboya. En 2012, más de 4.000 millones de dólares en productos se enviaron a Estados Unidos y Europa.

Alrededor de medio millón de personas trabajan en más de 500 fábricas donde se maquila ropa normal y deportiva y zapatos, en todo el país.

El accidente ocurrió unas tres semanas después de que se desplomara un edificio en Bangladesh donde fallecieron 1.127 personas, el peor desastre de la industria textil mundial. Bangladesh es el tercer exportador mundial de ropa después de China e Italia.

«Esto demuestra que el problema no sólo está aislado en Bangladesh, sino que las empresas (en otros lugares) tratan de bajar los precios mediante atajos a costa de la se