La Bolsa de Shanghai se vino abajo hoy un 6,50% después de que el gobierno chino anunciase una medida para luchar contra el recalentamiento bursátil, una caída que pone fin a una serie de récords consecutivos.
Se trata de su mayor declive desde que a finales de febrero perdió un 9%, con lo que había desatado el pánico en las Bolsas mundiales, que vivieron una semana muy amarga, la peor desde el estallido de la guerra en Irak a finales de marzo de 2003.
El derrumbe de este miércoles en Shanghai se debió a la decisión del gobierno chino de triplicar los impuestos sobre las operaciones bursátiles.
El índice composite, –que reagrupa los valores A, en yuans, y los valores B, en dólares–, perdió 281,84 puntos para terminar la sesión a 4.053,09 puntos, después de haber marcado cotas máximas en las tres sesiones anteriores.
El índice de los valores A también cayó un 6,48%.
El hecho de que el ministro de Finanzas chino anunciara el martes por la noche que el impuesto que grava la negociación de títulos subirá del 0,1% al 0,3% ha tenido un impacto psicológico inmediato en los inversores, que han decidido recuperar sus beneficios tras las subidas de las últimas sesiones.
«Hay muchos inversores que ya ganaron entre el 80% y el 90% y evidentemente están decididos a tomar sus beneficios», dijo Chen Huiqin, analista de Huatai Securities.
De todos modos la mayoría de los expertos apostaban el miércoles por un impacto mitigado de la subida tributaria.
«A largo plazo, teniendo en cuenta el nivel de liquidez y de capacidad del yuán, debería proseguir la tendencia a batir récords», estimó Shen Jun, analista de Shangzhenglian Securities.
Según Zeng Bo aussi, de la sociedad Changjiang Securities, el desplome no tendrá mayores consecuencias, aunque no cabe duda de que el gobierno ha transmitido un mensaje contundente.
«El gobierno mostró que quería actuar sin falta para impedir que los mercados se disparen demasiado rápido», consideró Zeng.
Por otra parte la policía china advirtió el miércoles a las personas interesadas por las operaciones bursátiles que podrían sufrir las consecuencias de los vaivenes de un mercado volátil.
Recientemente, las autoridades chinas, el ex presidente del banco central estadounidense Alan Greenspan y la OCDE dieron la voz de alarma ante la aceleración de las Bolsas chinas, presas de la euforia, y advirtieron que la burbuja podría estallar en el momento menos pensado.
El economista jefe del Banco Mundial para China, Bert Hofman, también estima que el impacto de la nueva medida será moderado, aunque podría motivar un cambio de actitud en los inversores.
«Quizá los inversores piensen más a largo plazo», declaró a la prensa.
El mercado chino, dominado por una fiebre especulativa alimentada por una abundante liquidez, creció un 55% desde comienzos de 2007. Y es que varios millones de personas han decidido invertir sus ahorros en la Bolsa, alentadas por las promesas de que les aportará una alto rendimiento.
La capitalización acumulada de las dos plazas bursátiles de China continental, Shanghai y Shenzhen, supera a la de Hong Kong y ocupa el segundo puesto en Asia, detrás de Tokio. Y la entrada en Bolsa de las antiguas empresas estatales avivan este frenesí.
La perspectiva de una burbuja bursátil preocupa cada vez más al gobierno, que anunció el 18 de mayo una serie de medidas destinadas a desacelerar la máquina económica china.
El miércoles las Bolsas de Tokio y de Hong Kong registraron unas ligeras pérdidas al cierre, mientras que las europeas abrían a la baja, arrastradas por la de Shanghai.