Tony Blair vivía este martes el último día de sus diez años como jefe del gobierno británico antes de ceder el cargo a su ministro de Finanzas, Gordon Brown.
El miércoles, el político laborista, de 54 años, dejará atrás el 10 de Downing Street para subirse al coche que le llevará a Westminster, sede del Parlamento, donde comparecerá por última vez como primer ministro.
Exactamente al mediodía local, Blair se levantará de la banqueta verde, distintiva de la Cámara de los Comunes, y en medio de los aplausos de los legisladores, discutirá como cada semana con el líder de la oposición, el conservador David Cameron, en el clásico turno de preguntas al primer ministro.
Pasada media hora, abandonará la Cámara para trasladarse al Palacio de Buckingham, donde presentará formalmente su dimisión a la reina Isabel II.
Mientras cumple a rajatabla con el protocolo, Gordon Brown aguardará en su oficina la llamada de los oficiales reales, que le convocarán para ser nombrado primer ministro británico, un cargo por el que ha esperado pacientemente a lo largo de una década.
Coronado oficialmente líder del Partido Laborista el pasado domingo, Brown, de 56 años, pedirá permiso a la soberana, de 81 años, para convertirse en su undécimo jefe de gobierno y servir al país.
Superadas todas las formalidades, el nuevo primer ministro pasará a ocupar finalmente el centro de la escena política británica. Sus primeras medidas serán la remodelación del gobierno y el anuncio de las nuevas directrices.
Blair amagó recientemente entre bromas con «agarrarse al picaporte» del 10 de Downing Street en su último día de ’reinado’, que se producirá siete semanas después de anunciar su partida.
Pero el jefe de gobierno todavía tenía este martes varios asuntos que atender, como una reunión con el gobernador del Estado de California, Arnold Schwarzenneger.
El jueves, el 10 de Downing Street conocerá caras nuevas. Habrá un nuevo portavoz oficial así como el estreno de un grupo de oficiales y consejeros, la mayoría de ellos llegados de la cercana sede del ministerio de Finanzas.
El próximo miércoles, Brown se someterá por primera vez ante la Cámara de los Comunes al turno de preguntas al primer ministro. Aunque seguirá rodeado de algunos de los pesos pesados de la era Blair, también se sentarán cerca de él nuevos ’fichajes’.
El próximo jefe de gobierno seguirá aplicando sustancialmente la visión progresista de centro-izquierda del «Nuevo Laborismo» que preconizó Blair, mientras que las diferencias con su predecesor saldrán a relucir en cuanto al estilo.
Igualmente, se entregará en cuerpo y alma a asegurar su victoria en los próximos comicios generales, lo que supondría el cuarto triunfo consecutivo para los laboristas, un hito jamás logrado en Gran Bretaña. Aunque su celebración está prevista para 2009, cada vez son más los rumores que apuntan a unas elecciones anticipadas, incluso para el año que viene.
Para cuando se estrene la era Brown, Blair estará tratando de adaptarse a su vida de simple diputado de los Comunes.
Su sueldo anual de 188.000 euros (254.000 dólares) como primer ministro se reducirá a 90.000 euros (120.000 dólares) en tanto que parlamentario, aunque compensado por una pensión de jefe de gobierno de unos 95.000 euros (127.000 dólares) y otros 129.000 euros (173.000 dólares) para dirigir su oficina.
Blair se instalará, una vez finalicen las obras, en su nueva mansión londinense, de un coste de cinco millones de euros (6,7 millones de dólares), donde podrá reflexionar sobre su futuro profesional, del que todavía no ha revelado los detalles.