Cohetes lanzados desde Líbano cayeron el jueves en el norte de Israel, aparentemente en respuesta a la ofensiva en Gaza, donde militares israelíes y milicianos del movimiento islamista Hamas que controla ese territorio se enfrentaban en violentos combates.
Entre tanto, las consultas diplomáticas en torno a una propuesta egipcia de alto el fuego se multiplicaban, y el canciller egipcio manifestó la esperanza de alcanzar un acuerdo en un plazo de tres días.
Tres cohetes de tipo Katiusha lanzados desde Líbano se abatieron en el oeste de Galilea (norte de Israel), hiriendo levemente a dos mujeres, según el último balance.
El ejército israelí respondió inmediatamente lanzando varios obuses hacia el Líbano, indicó un portavoz militar.
Los disparos procedentes del Líbano no han sido reivindicados. Según militares, el Estado Mayor israelí atribuye su autoría a grupos palestinos en reacción a la ofensiva israelí en Gaza.
Israel sin embargo relativizó la trascendencia del hecho y destacó que no deseaba abrir un segundo frente.
«Los palestinos quieren implicar al Líbano en una escalada y consideramos que el gobierno y el ejército libaneses deben impedir los disparos», declaró un portavoz del ejército.
El gobierno libanés condenó los disparos y el movimiento chiita islamista Hezbolá, contra el que Israel había lanzado una guerra en 2006, afirmó que no estaba implicado en el ataque.
En la franja de Gaza, la ofensiva israelí entró en su decimotercer día
Los enfrentamientos del jueves estaban localizados principalmente en la zona de Beit Lahya y de Jabaliya, en el norte de la franja.
En combates al norte de la ciudad de Gaza, un oficial israelí murió y un soldado fue herido, indicó un portavoz del ejército israelí.
Desde el inicio de la ofensiva desencadenada por Israel para frenar los disparos de cohetes desde Gaza, murieron más de 700 palestinos -según los servicios de emergencia del territorio- y ocho militares israelíes.
Cinco activistas islámicos murieron el juebes por los obuses de los tanques y los bombardeos de la aviación en el sector, según las fuentes médicas.
Una mujer de 40 años también murió y otras diez personas resultaron heridas en otro ataque a Beit Lahya.
También se señalaron combates en el sur de la franja, en el sector de Kissufim, un pasaje entre el territorio palestino e Israel.
Dos mujeres murieron en un bombardeo en Jan Yunes (sur).
En esa localidad seguía atrapada la española María Velasco junto a su marido palestino y sus dos hijos, que pidieron al consulado español ser evacuados.
Durante la noche, el ejército israelí bombardeó los túneles de Rafah, por los que entra material de contrabando desde Egipto.
Esos bombardeos destruyeron dieciocho casas palestinas. Centenares de familias que residen en esa zona habían huido, tras leer octavillas de advertencia lanzadas por el ejército israelí.
En el frente diplomático, dos emisarios de Israel discutirán el jueves en el Cairo las propuestas de alto el fuego elaboradas por el presidente egipcio Hosni Mubarak en coordinación con su homólogo francés Nicolas Sarkozy.
Ese plan prevé «un alto el fuego inmediato con una duración limitada» para permitir que se abran corredores humanitarios, mientras los egipcios prosiguen los esfuerzos para alcanzar una tregua permanente y hacer que las fronteras de la franja de Gaza sean seguras antes de una posible reapertura.
El ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Ahmed Abdul Gheit, declaró el jueves el periódico Al Hayat que esperaba que se alcanzase un alto el fuego en la franja de Gaza en los próximos tres días.
El Hamas dijo tener «reservas» y considera que el plan egipcio no debería ser un «todo o nada».
En Nueva York, las negociaciones entre los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y de los países árabes se prolongaron para intentar someter un texto consensuado a la votación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El miércoles Israel interrumpió los bombardeos a la ciudad de Gaza durante tres horas para permitir que la población se reavitualle y prometió hacer lo mismo el jueves.
Las agencias humanitarias denunciaron una crisis «total» en el territorio pobre y superpoblado, que carece de alimentos, carburante, agua corriente y padece continuos cortes de electricidad.
El papa Benedicto XVI afirmó que «la opción militar no es una solución» para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos y pidió una tregua, en su discurso anual ante los diplomáticos acreditados en el Vaticano.