En este mundo bastante convulso, en el que han surgido conflictos armados y otros no chisporroteantes, estamos sintiendo un ambiente de guerra fría como el que duró no pocos años a mediados de la pasada centuria.
Los países que se han hecho de bombas atómicas y los que están tratando de fabricarlas, mantienen amenazada a la población mundial.
La China comunista, que se ha convertido o que tiende a convertirse en una gran potencia militar, así como en otros aspectos, estuvo intimidando durante muchos años a la progresista y pacífica República de China con asiento en Taiwán, la que, por cierto, está por celebrar un nuevo «Doble Diez» (10 de octubre de 2008), o sea otro aniversario de existencia como Estado libre, soberano e independiente.
El monstruo continental que, dicho sea de paso, registra avances en lo industrial, en lo comercial y en lo militar, ha pretendido anexar a su vasto territorio a la isla de Taiwán, tal como lo hizo con Hong Kong al levar anclas Inglaterra después de tantos años de ocupación colonial.
Al menos al presente, China comunista no le está «pelando los dientes» al pequeño gigante del sudeste asiático, sino tratando el estatus en la vía diplomática, tanto es así que funcionarios de alto rango de las dos naciones vienen anudando y fortaleciendo relaciones de diversa índole. Millares de turistas visitan Taiwán y también no menos taiwaneses viajan hacia el coloso continental. Se están entendiendo poco a poco, y eso es visto con buenos ojos por la comunidad internacional.
Los gobernantes comunistas no querrán recurrir a la fuerza bruta, propia de los hombres-bestias, para matar a sus hermanos. Pero las cosas aún no andan del todo bien.
Hong Kong fue un plato bien servido que dejaron los colonialistas de la pérfida rubia Albión a la «Chinona». ¡Lo mismo sería Taiwán si se lo tragara el tigre!…
La República de China, indudablemente, hizo titánicos esfuerzos para prepararse ante la eventualidad de una ocupación mediante el uso de las armas por parte de Pekín.
¡Ojalá que ya no esté erizado de cañones y misiles, amenazante u ofensivamente,
el Estrecho China-Taiwán de las grandes tensiones!
Es laudable, en realidad, que se esté normalizando progresivamente la situación que estuvo a punto de tronar, de hacer explosión, a causa del propósito de la China comunista de apoderarse mediante una acción bélica, que sería espantosamente sangrienta, de la isla de Taiwán, la que, simbólicamente hablando, tiene la forma de una hoja de tabaco.
El pulpo continental ha taponado importantes vías de la República de China (Taiwán) para aislarla de muchos países como si no fuese un Estado con legítimo derecho a la convivencia con todas las naciones del mundo. Es así como perdió un escaño en la Organización de las Naciones Unidas (ONU); le han cerrado puertas en la Organización Mundial de la Salud (OMS), se le ha bloqueado el ingreso a la Organización del Comercio, etcétera, pero numerosos Estados tienen relaciones diplomáticas y comerciales con el acosado gigantito del Lejano Oriente.
Nosotros, que admiramos a la República de China por los altos niveles de superación integral que ha alcanzado con el concurso patriótico de sus más de veintitrés millones de habitantes, nos anticipamos a patentizar nuestras más sinceras felicitaciones al pueblo y al gobierno por cumplir su amada patria más de medio siglo de vivir en democracia, muy libre, soberana e independiente, y asociamos votos por que siga celebrando muchos, pero muchos años más, en la diuturnidad secular. ¡Que así sea!