Se acabó


Editorial_LH

Terminó el ruido y la bulla de la campaña electoral, dando paso a un perí­odo que debe permitir una reflexión serena de los ciudadanos previo al dí­a de las elecciones. Son 36 horas en las que se supone que no tendremos que soportar el bombardeo publicitario y en las que podrí­amos aprovechar para revisar lo que han propuesto los candidatos. Los suplementos polí­ticos de La Hora publicados este año pueden ser un buen referente para ese análisis y se pueden encontrar en nuestro sitio de Internet.

 


Pero indudablemente que para que la reflexión sea positiva primero nos tenemos que preguntar el tipo de paí­s que ansiamos, el modelo democrático que necesitamos y las instituciones que hacen falta para lograrlo. Sin saber a dónde queremos ir, de nada servirá reflexionar y pensar sobre los candidatos porque sus palabras no dirán absolutamente nada. Si no sabemos qué paí­s queremos, no podemos saber quién es el más capacitado o competente para dirigirnos hacia su construcción.

Creemos que ese referente es fundamental y que tenemos que exprimir el seso para clarificar nuestra propia aspiración, nuestra propia visión del futuro para contrastarla con la oferta electoral. Solo pasar revista a lo que han dicho los candidatos en estos meses de ajetreo no es útil sin un término de referencia claro y concreto. Además de que la comunicación en estos meses estuvo contaminada seriamente con un enorme ruido a causa de la propaganda vací­a, de tanta canción y mensaje inconsistente.

Es un alivio, sin embargo, no tener que encender la radio para buscar noticias y toparse con una constante repetición de los tediosos mensajes, no digamos encender la televisión para buscar información o entretenimiento y terminar saturado con los mensajes polí­ticos o abrir la prensa y ver en sus páginas los desplegados de sonrisas arregladas con Photoshop. Todaví­a nos queda sufrir los mismos rostros en todas las calles y avenidas, especialmente en calzadas y áreas abiertas, donde se instalaron los carteles para que no olvidemos ninguno de los rostros de quienes se presentan como salvadores de la Patria.

Insistimos en que llegó el momento de reflexionar y pensar pero que debemos empezar por clarificar cómo vemos a nuestra Guatemala, lo que esperamos de ella y lo que estamos dispuestos a darle. A partir de ello podemos contrastar la propuesta de los polí­ticos con nuestras propias aspiraciones y ver si son posibles, si hay compatibilidad en lo que ofrece y representa cada uno de ellos con nuestra visión de paí­s, con nuestra ansia para el futuro.

Minutero:
Sabiendo lo que queremos 
miremos quien nos lo ofrece; 
no todo lo que aparece 
atrae a que votemos