Se acabaron las excusas


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Quien diga que el presidente Pérez Molina llegó al poder con un plan de gobierno y tareas bien definidas, como que llevó el equipo de colaboradores más capaz y competente para desarrollarlo o está mal informado o solo se entera de las noticias por el diario oficial. Los datos o conclusiones de las encuestas de opinión recientemente publicadas no pueden tomarse al pie de la letra. Ninguna es dueña absoluta de la verdad, por lo que no pueden indicativos de resultados, por lo que ahora es fácil concluir en que los refranes son muy acertados como aquel que dice: “cada quien habla de la feria según le haya ido en ella” o aquel otro: “quién va a hablar mal de su rancho aunque se esté quemando”,

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


La única conclusión a que se puede llegar, es que después de los primeros seis meses del nuevo gobierno muchos quedaron con un buen o mal sabor de boca y en lo que respecta a este aprendiz de escribiente ya manifestó que no hubo logros y que los que se han autocalificado como tales, solo son aperitivos de lo que más adelante podría llegar. No hay para dónde, llegó el momento de la verdad, empezando por dejar de discutir del pasado, cuando lo que debiera ocurrir de ahora en adelante es analizar resultados, pues ya pasó suficiente tiempo para seguir dando excusas y pretextos porque el Estado no puede servir a la población como bien se lo merece. 

No se puede vender más “el cambio”, hay que hacerlo ahora mismo. No se debe prometer que va a llegar la refacción escolar a todos los rincones del país, sino entregarla puntual y eficazmente. No se puede seguir prometiendo transformar los presidios, sino eliminar de una vez por todas las posibilidades para que los reos dejen de seguir siendo los capos de la delincuencia. No se debe seguir prometiendo medicinas, instrumental y equipo para los hospitales y centros de salud, sino demostrar con hechos que el dinero de los contribuyentes haya tomado por fin la ruta correcta hacia la paz y el desarrollo.

Llegó la hora de ponerle punto final a la campaña electoral más larga de la historia, porque la gente además de que ya no soporta la dura situación económica ve con tristeza que siga empantanada la posibilidad de encontrar fuentes de trabajo; que podamos por fin salir tranquilos a la calle a ganarnos el pan nuestro de cada día sin temor de recibir un balazo sin saber de dónde ha partido. Ya no hay lugar para seguir escuchando a doña Roxana Baldetti quejándose como cuando estaba en la oposición del Congreso pidiendo, reclamando o exigiendo acciones del gobierno como las “fuerzas de tarea” para combatir la corrupción, cuando ahora tiene en sus manos el poder y la decisión de acabar de una vez por todas con la asquerosa corrupción e impunidad.