La caridad no es una de las cualidades que se exigen a un presidente, en todo caso, lo que se espera de un mandatario es honradez, imparcialidad y justicia. De ahí el título de esta columna, está bien que í“scar, el hombre, tenga esos arranques de bondad, como el de la semana pasada cuando le obsequió unos zapatos a una niña, pero es inaceptable que quien dirige los destinos de nuestro país, pase por alto atropellos como el de darle a niños y niñas del interior de la República leche en mal estado.
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Si a eso sumamos que estos niños, como ya lo he dicho en otras ocasiones, deben, muchas veces, sentarse en blocks, tostarse de sol o empaparse bajo la lluvia para recibir clases, la irresponsabilidad es mayor, se vuelve una violación a los derechos humanos, una burla a la dignidad de las personas, un insulto para los guatemaltecos.
Ya dijo él que no quiere hablar más con la Prensa porque sólo publican cosas malas, pero ¿qué de bueno hace?, o mejor dicho hacen, porque está visto que no sólo él incumple con su trabajo, faltan también quienes en el pleno del Congreso se reúnen a tomar café, jugar en sus laptops y a contar chistes en lugar de trabajar en leyes que hagan que la vida de cada persona y sus derechos se respeten.
Seguimos con un Código Penal obsoleto que desampara a la niñez y a las mujeres, continúa sin ser aprobada la ley de adopciones y ratificado el Convenio de La Haya, faltan instancias para que la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia se respete, así como todos los convenios que Guatemala ha ratificado alrededor de la niñez, hay mucho trabajo que hacer al respecto, pero ni los diputados, ni el Presidente parecen darse cuenta de eso.
Estamos a pocos días de que arranque oficialmente la campaña electoral y ningún partido a presentado una propuesta concreta referente a la niñez, ojalá y no empiecen como en años anteriores a besar niños por los pueblos, porque ya está visto que al llegar al poder esos besos lo más que pueden ofrecer son un par de zapatos.