Saviano y Rushdie


EDUardo-Blandon-2013

Una de las preguntas recurrentes a lo largo de la existencia o más aún al avizorarse su ocaso es el del valor de la vida.  Esto es, preguntarse si ha valido la pena las acciones emprendidas, las pasiones en lucha o las energías prodigadas.  No es inútil la reflexión porque se puede, en la medida de lo posible, hacer correctivos importantes.

Eduardo Blandón


En estos días, por ejemplo, he leído una larga entrevista realizada al escritor italiano Roberto Saviano.   El novelista, todavía joven, ha sido reconocido como un intelectual sagaz, de olfato perruno para la investigación periodística  y creador auténtico de ficciones.  Su obra, Gomorra, lo ha catapultado a la fama y no son pocos los que piensan que será grande y alcanzará la estatura de los bienaventurados de la literatura.

        Sin embargo, recientemente ha dicho que no todo ha sido miel sobre hojuelas.  Que cree que su obra, Gomorra, ha sido una insensatez juvenil que lo hace pagar el precio del destierro.  Según parece, la mafia ha puesto precio a su cabeza y desde su publicación vive como judío errante o maldito de la tierra.

“Digámoslo todo: yo no creo que sea noble haber destruido mi propia vida y la vida de las personas a mi alrededor por buscar la verdad. Desde lejos puede parecer noble: ah, qué cosa más bella. Pero yo, que lo he hecho, no siento que sea noble. Es más, me digo: tal vez podría haber hecho lo mismo, con el mismo compromiso, con el mismo coraje, pero con prudencia, sin destruirlo todo. Pero he sido impetuoso, ambicioso, y me he arruinado la vida”.

¿Puede alguien sentirse arruinado a los 35 años?  Al parecer sí, especialmente si se es perseguido y condenado a muerte.  Es el mismo sentimiento experimentado por Salman Rushdie quien hace 25 años, poco después de la publicación de «Los versos satánicos», el ayatolá Khomeini emitió una fatwa en que ordena a los musulmanes ejecutar al escritor.

Es cierto que el escritor de origen indio ha afirmado recientemente que sale más y siente menos miedo, pero no dudo que al igual que Saviano se pregunte si su vida ha valido la pena.  Parece inexorable que usted y yo un día nos topemos con esa incógnita: ¿habrá valido la pena tanta fatiga en la vida?  La respuesta es de gran importancia.