Con las cajas negras del A330 que cayó al mar en junio entre Río y París todavía perdidas, Airbus propone que en el futuro los principales datos de vuelo sean transmitidos por satélite en lugar de grabarse en esos dispositivos, piezas clave para determinar las causas de un accidente.
«Estamos estudiando la posibilidad de mejorar el sistema actual mediante otro método de registrar los datos», declaró el viernes el presidente del grupo aeronáutico europeo, Thomas Enders, al diario francés Le Parisien.
«Los datos más importantes de los vuelos podrían, por ejemplo, ser transmitidos en tiempo real por satélite, como se hace actualmente con las informaciones relativas al mantenimiento de los aviones. Es un tema sobre el que estamos trabajando con nuestros socios y proveedores», señaló Enders.
Por su lado, el secretario de Estado francés de Transporte, Dominique Bussereau, tiene intención de plantear el tema de la modernización del sistema en una reunión de la OACI (Organización de la Aviación Civil Internacional) en Montreal dentro de algunas semanas.
«No se trata de suprimir completamente de un día al otro las cajas negras, la tecnología todavía no está lo suficientemente desarrollada», precisó un portavoz de Airbus. «En cambio, podemos pensar en transmitir vía satélite parámetros relativamente simples como velocidad, rumbo, itinerario, posición de la aeronave».
«Y si esos datos son transmitidos con la frecuencia suficiente, se puede reconstituir en tiempo real la trayectoria de un avión y por consecuencia saber dónde cayó», agregó.
Sin embargo dos temas quedan pendientes de solución: los satélites no cubren todo el globo terrestre –como es el caso de las zonas polares– y los datos enviados por el aparato deben estar protegidos contra intrusiones.
Airbus por el momento no informó de los costos estimados de un sistema de ese tipo, aunque fuentes cercanas de la empresa aseguran que no serán prohibitivos comparados con el precio de un avión, que oscila entre 56 millones y 337 millones de dólares.
Además, los aviones ya en servicio podrían ser modernizados mediante un kit, sin complicaciones técnicas, según la misma fuente.
Una transmisión por satélite de los datos de vuelo completos genera en cambio temores en los pilotos.
«De ninguna manera los pilotos aceptarán un sistema como ese sin que se brinden garantías sobre la protección de las grabaciones», señala Patrick Magisson, del sindicato de pilotos de aerolíneas (SNPL).
Además de la utilización de satélites, Airbus –así como muchos otros implicados en el transporte aéreo– quiere mejorar el sistema para que las cajas negras puedan ser ubicadas más fácilmente. «Se podría equipar las cajas negras con flotadores y un sistema de eyección automático en caso de accidente», sugiere Magisson.
Tras el accidente del vuelo AF447 de Air France entre Río de Janeiro y París el 1 de junio que dejó 228 muertos, el Estado francés gastó 10 millones de euros (14 millones de dólares) para buscar, sin resultados, las cajas negras en el fondo del Atlántico, según la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA), el organismo francés encargado de estudiar los accidentes aéreos.
En los próximos meses se llevará a cabo una nueva búsqueda de las cajas, lo que podría representar un gasto de hasta varias decenas de millones de euros, según la BEA. Airbus tiene previsto contribuir financieramente.
Las cajas negras, que graban todos los datos de un vuelo, son un elemento indispensable a la hora de determinar las causas de un accidente aéreo.
Estas registradoras, que se comenzaron a utilizar en aviación en los años sesenta, están acondicionadas en cajas metálicas de gran solidez, diseñadas para resistir golpes extremadamente violentos, fuego e inmersiones prolongadas en aguas profundas.
En realidad son de color naranja con bandas reflectantes para que puedan ser vistas más fácilmente. La denominación de caja negra es porque su contenido está protegido y es inaccesible para toda persona ajena al sistema.
Un avión comercial lleva reglamentariamente dos cajas negras: el DFDR (Digital Flight Data Recorder, grabador de parámetros de vuelo) y el CVR (Cockpit Voice Recorder, grabador de sonido en cabina).
El DFDR registra continuamente datos como velocidad, altitud y trayectoria del avión.
El CVR, graba las conversaciones en la cabina de pilotos, pero también todos los sonidos. Un análisis acústico puede servir además para determinar el régimen de los motores.
Estos dispositivos están protegidos por una caja de acero blindado de unos 7 kilos, que puede resistir bajo el agua un mes a seis mil metros de profundidad o a un incendio de una hora a 1.100 grados centígrados.
Están equipadas con una baliza que se pone en marcha en caso de accidente y emite una señal ultrasónica para permitir su localización. La señal es emitida cada segundo durante al menos un mes y con un alcance de unos 2 mil metros.
Las cajas permiten dilucidar las causas de un accidente en un 90% de los casos, según Robert Galan, piloto y autor de un libro publicado en 2008 «On a retrouvé les boí®tes noires» (Encontramos las cajas negras).
El análisis del contenido de las cajas permitió deducir que el accidente del avión de la compañía Spanair –que se estrelló en agosto de 2008 en el aeropuerto de Madrid-Barajas, causando 154 muertos y 18 heridos– se debió probablemente a un mal funcionamiento de los flaps del avión, que no se desplegaron en un momento crucial, sin que hubiera una señal de alarma.