Satélite chino-brasileño



Los satélites chino-brasileños de observación, el tercero de ellos lanzado hace una semana desde China, se convirtieron en una super herramienta para el control ambiental de la Amazoní­a de Brasil, y para otros variadí­simos usos como vigilancia de fronteras y hasta el cobro de impuestos.

El atractivo de los satélites CBERS es que sus imágenes son distribuidas gratuitamente por internet, permitiendo los más diversos usos. Solo en Brasil y sus vecinos de América Latina, esas imágenes son utilizadas por 5.000 instituciones, y el objetivo es que en 2008 estén disponibles en Centroamérica, Caribe, Africa y el Sudeste Asiático.

«Serí­a imposible tener un control ambiental de la Amazonia sin imágenes de satélite, que son la única opción para mapear de forma sistemática y confiable lo que ocurre en una región tan vasta», explicó a la AFP Gilberto Camara, director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

El satélite permite detectar casi en tiempo real las irregularidades en la mayor selva tropical del planeta, amenazada por madereros, buscadores ilegales de metales y piedras preciosas (garimpeiros), agricultores y narcotraficantes. Con ese sistema, en dos años, Brasil ha conseguido reducir en 52% la deforestación amazónica.

El satélite es considerado por las autoridades brasileñas un exitoso ejemplo de cooperación sur-sur en alta tecnologí­a. Fruto de un acuerdo entre China y Brasil en 1988, este fue el tercer CBERS lanzado; el primero data de 1999 y el segundo de 2003, con 70% de aporte chino y 30% brasileño.

«Si Brasil no hubiese invertido en el CBERS, podrí­amos enfrentar un apagón» de imágenes; por ejemplo, en 2010 se prevé que los satélites comerciales estadounidenses LANDSAT ya no estarán en operación, explica Camara.

Depender de la compra de imágenes a otros satélites es prohibitivo para instituciones de paí­ses en desarrollo, señala a la AFP el director del gubernamental Sistema de Protección de la Amazoní­a (SIPAM), Wougran Galvao. Ejemplo de ello, afirma, es que su propia institución no tiene fondos para comprar imágenes satelitales de radar, que el CBERS no proporciona y que son las únicas que permiten observar la tierra cuando está cubierta de nubes.

Garimpeiros, narcos y madereros saben «que pasamos meses medio ciegos», cuando la Amazoní­a está cubierta de nubes, dice Galvao.

Brasil está desarrollando, con la Agencia Espacial Alemana (DLR), una cámara radar para un proyecto de satélite 100% brasileño.

El CBERS está siendo utilizado en varios campos. Por ejemplo, el gobierno y la industria agropecuaria, lí­der mundial en exportaciones de café, azúcar y vacuno, entre otros, gestionan las cosechas y hacen el control sanitario de los rebaños de frontera por satélite.

Los grandes hacendados del céntrico estado Goiás reciben la notificación de su contribución al fisco con una imagen del CBERS: «Usamos esas imágenes para medir el lí­mite de cada propiedad e identificar quien está cultivando qué, cosecha a cosecha, y con eso calculamos la contribución y evitamos mucha evasión», explica a la AFP el coordinador de geoprocesamiento de la secretarí­a de Hacienda de Goias, Geraldo Pacheco.

La Fiscalí­a del amazónico estado de Acre usa el CBERS para llevar a juicio a quienes incendian propiedades protegidas para convertir la selva en pasto y área agrí­cola.

La gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI) utiliza el CBERS para «facilitar la localización y protección de poblaciones indí­genas aisladas que todaví­a no fueron contactadas por el hombre blanco», dijo a la AFP Filipe Pinhati, un responsable de la entidad.

Especialmente útil para ese fin será la nueva cámara de alta resolución (2,5m), óptima para planificación urbana y control de la deforestación, que el nuevo CBERS incorpora a las dos cámaras de resolución media que ya llevaban los anteriores.

China aplica la misma polí­tica de distribución gratuita de imágenes del CBERS y su principal uso es la gestión de propiedades rurales controladas por el gobierno, revela el INPE.

Brasil y China proyectan lanzar otros dos satélites, uno a partir de 2009 y el otro de 2011. Ambos gobiernos compartirán a 50% costos y tecnologí­a.