Los dos candidatos favoritos a la Presidencia de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolí¨ne Royal, reducen sus diferencias en los sondeos a cinco días de los comicios y multiplican sus esfuerzos para recabar los votos de los millones de indecisos.
Según los sondeos, Royal recupera poco a poco parte del terreno perdido ante Sarkozy en las últimas semanas. Actualmente, el candidato conservador conseguiría entre un 27 y un 30% de los votos en la primera vuelta, frente a un 23 o 26% para su rival socialista.
Sin embargo, en la segunda vuelta, en la que Sarkozy era dado por vencedor absoluto en todas las encuestas de los últimos tres meses, los dos candidatos están actualmente empatados a un 50%, según el instituto CSA.
Conscientes de que nada está decidido de antemano y de que su triunfo o derrota podría depender del más del 30% de electores que sigue sin saber a quién votar, los dos favoritos intensificaron el ritmo en la recta final de sus campañas y recurrieron a las glorias de la V República para lograr nuevos apoyos.
Mientras Sarkozy visitaba la tumba del general Charles de Gaulle, líder de la resistencia contra los nazis y fundador de la V República, Royal se consideró heredera del fallecido presidente socialista Franí§ois Mitterrand e hizo suyo el lema de su victoria electoral de 1981: «La fuerza tranquila».
«Queréis un cambio y no lo lamentaréis porque el cambio sosegado, armonioso, la fuerza tranquila está ante vosotros», clamó Royal, en un discurso especialmente inspirado e inundado de un cierto sentimiento de victoria.
Sarkozy, en un tono conciliador y pausado al que no había recurrido hasta ahora durante su campaña, prefirió resaltar su amor por «todos los franceses» y su deseo de imitar a De Gaulle en el empeño de «dar esperanza a millones de personas cuando se pensaba que todo estaba perdido».
Horas después, el candidato conservador aseguró que su segundo modelo e inspirador era el fallecido papa Juan Pablo II, por su «apertura, tolerancia y firmeza».
Según los politólogos del diario Le Figaro, este movimiento en zig-zag de final de campaña es comprensible visto que podría haber entre 13 o 14 millones de electores indecisos.
Por su parte, el diario de izquierda Liberation instó el martes al «voto útil» y recordó el fantasma del 21 de abril de 2002, cuando el candidato de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, consiguió eliminar al socialista Lionel Jospin y pasar a la segunda vuelta.
Según un sondeo realizado por el diario, un 70% de los franceses considera que sería muy negativo para la democracia del país que la historia se repitiera el próximo domingo.
«Se trata de una decisión para cinco años, entonces pensemos bien. Hay dos votos útiles para frenar a Sarkozy», explica Laurent Joffrin en un editorial.
Decidido a repetir su hazaña de 2002, Le Pen, cuarto en las encuestas, intenta dar la vuelta a los sondeos que pronostican una segunda vuelta Sarkozy-Royal el próximo 6 de mayo.
Esta semana, el líder radical calificó a Sarkozy de «escoria política» y aseguró que podría ser el «Jospin de 2007».
Para marcar sus diferencias con el centrista Franí§ois Bayrou, tercero en intenciones de voto y seguro de «ser el único que puede derrotar a Sarkozy», Royal garantizó de nuevo que no hay alianza posible con el candidato de centro. Los pesos pesados del socialismo, pese a no ser grandes defensores de su candidata, la apoyaron sin embargo en estas declaraciones.
Para Jospin esta alianza sería «poco pertinente» y para el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Kahn se trata de una idea que «no tiene cabida antes de la primera vuelta».
«Si me eligen presidenta de Francia, rendiré cuentas regularmente del poder que me ha sido confiado y en ningún caso dado. Este es el sentido de mi compromiso político, el sentido de mi candidatura», aseguró Royal.