El presidente francés Nicolas Sarkozy se anotó un punto ante la izquierda y los sindicatos esta semana, tras manifestaciones menos importantes de lo previsto ayer contra su proyecto de reforma de las jubilaciones, uno de los ejes del final de su mandato con el que cuenta relanzarse para las elecciones de 2012.
«Ventaja Sarkozy», admitió el diario de izquierda Libération, mientras que para Le Figaro (derecha) «la débil movilización abre el camino» para aumentar la edad jubilatoria a más de 60 años, un logro social emblemático acordado en 1983 por el gobierno socialista del presidente Franí§ois Mitterrand.
De su lado, los sindicados reivindicaron un millón de manifestantes (400.000, según la policía) el jueves en las calles de Francia y afirman haber alcanzado su objetivo, aunque no lograron reeditar su demostración de fuerza de 2009 (2,5 a 3 millones de manifestantes, según la CGT) por el empleo y el poder adquisitivo en plena crisis financiera.
El portavoz del gobierno francés Luc Chatel se congratuló por la «baja movilización que convalida el método del gobierno basado en la escucha, el diálogo y la determinación para poner en marcha una reforma justa y equilibrada».
A pesar de que según las encuestas la mayoría de la población dice defender la jubilación a los 60 años, los franceses «tomaron conciencia de que el sistema ya no es viable en estas condiciones», estimó el politólogo Bruno Jeanbart, del instituto de sondeos Opinionway.
«Con lo que pasó en Grecia, la gente es más sensible a la cuestión del déficit público», agregó este experto, para quien hay además «intereses diferentes según la población, ya que para los jóvenes que tienen problemas para acceder al empleo la jubilación parece más una promesa ilusoria que una realidad».
A esto se suma el hecho de que el gobierno descartó de la reforma a los agentes de los servicios públicos de transportes, adheridos a un fuerte sindicato con posibilidades de paralizar al país llegado el caso.
Sin embargo, el secretario general de la CGT, primer sindicato del país, Bernard Thibault, dijo estar «convencido» de que el movimiento de protesta ganará en amplitud a medida que los asalariados conozcan los detalles de la reforma, que será anunciada a mediados de junio.
«Creo que el jefe del Estado estará obligado a reflexionar», agregó Thibault.
Pero lo cierto es que Sarkozy, cuestionado incluso en sus propias filas tras la derrota de la derecha en las elecciones regionales de marzo, puede sacar rédito político con vistas a una posible nueva candidatura para la presidencial de 2012.
«Con esta reforma juega una parte de su credibilidad como presidente que continúa reformando. Es importante para su electorado y su mayoría, que necesitaban garantías sobre su capacidad de actuar», señaló Bruno Jeanbart.
Incluso antes de la manifestación del jueves, Sarkozy ya había atacado a la izquierda.
«Fue Franí§ois Mitterrand quien bajó la edad jubilatoria de 65 a 60 años. Sin eso y las 35 horas (aplicadas por Martine Aubry, actual presidenta del Partido Socialista), tendríamos muchos menos problemas», afirmó Sarkozy.