Las polémicas que está acumulando Nicolas Sarkozy, desde el relato de experiencias de turismo sexual de un ministro de apellido notable hasta las acusaciones de nepotismo por poner a su hijo al frente de un organismo público, empañan, según los analistas, la imagen con la que conquistó a la mitad de Francia.
«Indudablemente, esto empañará la imagen del presidente», afirmó a la AFP el politólogo Philippe Braud, interrogado sobre las sucesivas polémicas que en las últimas semanas agitaron a la clase política francesa, empezando por la ultraderecha que arrojó la primera piedra.
Todo comenzó cuando el ministro francés de Cultura, Frederic Mitterrand, sobrino del difunto presidente socialista francés Franí§ois Mitterrand, expresó su firme apoyo al cineasta franco-polaco Roman Polanski, reclamado por la justicia de Estados Unidos por la violación de una menor en 1977.
Mitterrand, reconocido intelectual que además nunca ocultó su homosexualidad, y último fichaje de Sarkozy en su estrategia política de apertura, calificó de «insoportable» la detención de Polanski en Suiza.
En un estilo similar al de su padre -Jean Marie Le Pen-, Marine Le Pen, vicepresidenta del Frente Nacional (FN, ultraderecha) aprovechó la ocasión para recordar el contenido del libro «La mauvaise vie» que Frederic Mitterrand publicó en 2005, y en el que relata en primera persona experiencias de turismo sexual.
«El Frente Nacional se anotó varios puntos», estimó Gael Sliman del instituto encuestador BVA, que esta semana difundió un sondeo según el cual el 67% de los franceses no quiere que Mitterrand renuncie.
Sin embargo «el caso Polanski-Mitterrand, incomoda a una parte de la derecha muy aferrada a los valores morales», consideró Braud. «Y ver al presidente defender a Frederic Mitterrand que reconoce haber pagado por relaciones sexuales, lo debilita frente a su electorado», opinó.
El mismo día en que el ministro de Cultura condenaba por televisión el turismo sexual y la pedofilia, y aseguraba que en Tailandia había tenido relaciones con adultos que habían consentido, la gobernante Unión Para un Movimiento Popular (UMP) anunciaba que Jean Sarkozy dirigirá probablemente el Establecimiento Público de Urbanismo de La Defense (EPAD).
Este organismo gestiona el mayor barrio de negocios de Europa por donde circulan miles de millones de euros.
«Nepotismo» y «enorme abuso de poder» fueron las críticas de la izquierda y el centro. Destacadas voces del gobierno salieron en bloque en defensa del «principito», como apodan algunos diarios extranjeros a Jean Sarkozy, pero algunas menos relevantes hablaron de una candidatura «torpe y fuera de lugar».
Jean Sarkozy, de 23 años, es estudiante de derecho, diputado provincial en el departamento de Hauts de Seine desde 2008 por el adinerado cantón de Neuilly sur Seine (oeste de París), bastión electoral de su padre que en 2007 se convirtió en presidente de Francia con el 53% de los votos.
El martes, en plena polémica, Sarkozy no dudó en afirmar que «lo que cuenta en Francia, para tener éxito, ya no es ser bien nacido, es trabajar duro y haber demostrado su valor por medio del trabajo y los estudios».
«Cuando se es jefe de una nación democrática, no todo está permitido», afirma el diario francés Le Monde en su editorial, antes de preguntarse «dónde está el candidato Sarkozy que en 2007 alababa con convicción una República irreprochable».
«Los efectos se sentirán en las próximas semanas», vaticinó Braud para quien Sarkozy «es un notable profesional de la política, pero es capaz de cometer errores monumentales, sobre todo por la emoción».
Dentro de seis meses, los franceses votarán en elecciones regionales y en 2012 volverán a las urnas para elegir presidente.