Sarah Palin, conservadora ex reina de belleza, nueva figura republicana


Sarah Palin, compañera de fórmula de McCain, carga a su pequeño hijo Trig, tras pronunciar su discurso de aceptación de la candidatura el pasado miércoles.

La ultraconservadora Sarah Palin, una desconocida ex reina de belleza hostil al aborto y al matrimonio gay, fue la figura de la Convención republicana, de la que salió fortalecida como candidata a la Vicepresidencia de Estados Unidos pese a su escasa experiencia polí­tica.


Tras varios dí­as de feroces crí­ticas sobre sus credenciales para ser candidata a número dos del paí­s, la gobernadora de Alaska, de 44 años, dio un vibrante discurso el miércoles en St Paul, Minnesota (norte), en el que hizo una contundente defensa de su idoneidad para convertirse en la primera vicepresidenta de Estados Unidos.

En su discurso, Palin recitó el mantra que más agrada a los republicanos: menos impuestos, menos burocracia y más énfasis en los ideales estadounidenses.

También criticó profusamente a Barack Obama, el candidato demócrata: «En polí­tica, hay candidatos que usan el cambio para promover sus carreras. Y hay otros, como John McCain, que usan sus carreras para promover el cambio», dijo.

El lema de campaña de Obama es, precisamente, «El cambio. Creemos en él».

Palin creció en Wasilla, Alaska, de 8.500 habitantes. Lideró en su juventud el equipo de basquetbol de su escuela y fue apodada «Sarah Barracuda» por su agresividad en la cancha. Fue primera finalista en Miss Alaska y es amante de la caza y la pesca.

Diplomada en comunicación y periodismo, fue alcaldesa de Wasilla (1996-1992) y desde 2006 es gobernadora de Alaska, donde alcanzó un 80% de popularidad con su cruzada anticorrupción.

Al elegir a una mujer con tan poca experiencia, el candidato republicano John MCcain para las presidenciales del 4 de noviembre exhibió una incontestable audacia.

Pero Palin, una mujer que defiende las perforaciones petroleras en el Refugio Nacional en el írtico, que se opone a la educación sexual explí­cita en las escuelas y que es miembro de la Asociación Nacional del Rifle, es bienvenida en las bases más conservadoras del partido que no confí­an del todo en el más centrista McCain.

«La fuerza que (McCain) hizo en torno al tema inmigración, ese fue el problema que él tuvo con la base republicana» más dura, dijo a AFP Jorge Mursulli, director de la organización no partidista Democraciausa.

Su elección fue vista desde el inicio como una apuesta para ganarse, a la vez, a los republicanos más recalcitrantes y a los seguidores descontentos de la derrotada candidata presidencial demócrata Hillary Clinton.

Palin, madre de cinco hijos (el último, un bebé de meses, con sí­ndrome de Down), fue presentada como un baluarte moral, pero pronto la desconocida polí­tica debió responder por una rasgadura en la «foto familiar» conservadora, cuando se dio a conocer que su hija Bristol, de 17 años, está embarazada de cinco meses.

La portaestandarte de los valores familiares, además una devota cristiana, reconoció de inmediato el embarazo y afirmó que Bristol tendrí­a a su bebé y se casarí­a con el padre de la criatura, de 18 años.

«No voy a Washington para buscar su buena opinión, voy a Washington para servir al pueblo de este paí­s», dijo en su discurso aludiendo a este episodio.

Por otro lado, la gobernadora está involucrada en una investigación parlamentaria en Alaska por un supuesto delito de influencia.

Pero estas controversias son juegos de niños al lado de la titánica tarea que le espera: convencer a los electores de que con sus apenas dos años de experiencia como gobernadora de un apartado estado del norte, podrá competir con el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joe Biden, quien pasó la mayor parte de sus 36 años de carrera trabajando en polí­tica exterior.

De hecho la joven edad de Palin podrí­a destruir una de las armas más poderosas de McCain contra Obama. «Resulta claramente más difí­cil para McCain poder criticar la (falta de) experiencia de Obama», dijo el profesor Tom Baldino de la universidad Wilkes, en Pensilvania.

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Tras la designación oficial de sus respectivos candidatos a Presidente y Vicepresidente de Estados Unidos, republicanos y demócratas tienen dos meses por delante para la lucha por la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, que se anuncian muy disputadas.

Tanto el republicano John McCain como el demócrata Barack Obama, cuyas posturas se oponen en casi todos los asuntos –Irak, energí­a, cobertura de salud, entre otros– afirman que encarnan el cambio y deben convencer por fuera de sus respectivos bandos a los electores independientes para ganar las elecciones del 4 de noviembre.

McCain prometió vientos de cambio en Washington, presentándose como un reformador que trabajará «con la mano tendida» hacia quienes estén dispuestos a ayudarlo «para hacer avanzar de nuevo el paí­s».

«El balance de John McCain muestra que lucha por el cambio», aseguró el viernes en la cadena NBC su principal estratega, Steve Schmidt. El consejero republicano opinó en cambio que en lo que respecta a Obama, el cambio era «una bonita palabra» que parecí­a más «una táctica electoral».

No se puede contar con McCain para encarnar el cambio, retorcó en la cadena CBS el principal estratega de Obama, David Axelrod. «Anoche, el senador McCain utilizó la palabra «cambio» pero la polí­tica que describió sonaba muy familiar», evaluó Axelrod, afirmando que McCain quiere contentarse con seguir la polí­tica en vigor durante los últimos ocho años, bajo el mandato del impopular George W. Bush.

Las últimas cifras sobre el desempleo deberí­an alimentar la campaña demócrata. La desocupación alcanzó en agosto su mayor nivel desde setiembre de 2003 en Estados Unidos, con 6,1% de la población activa.

«John McCain demostró ayer que tiene intenciones de seguir con la polí­tica económica que generó, sólo este año, la pérdida de 605.000 empleos», comentó Obama.

«Cuando la economí­a va mal, lo último que hay que hacer es subir los impuestos como Barack Obama pretender hacer», opinó su rival republicano.

Ambos candidatos estaban a la par en los sondeos publicados antes de la intervención de McCain, aunque Barack Obama, primer negro de la historia de Estados Unidos en quedar a un paso de la Casa Blanca, parecí­a poder triunfar en varios estados decisivos.

El viernes, un dí­a después de la convención republicana de St Paul (Minnesota, norte), McCain, acompañado por su compañera de fórmula, Sarah Palin, era esperado en Wisconsin (norte) y sobre todo en el estado industrial sinistrado de Michigan (norte). En su discurso, mientras asumí­a su designación como candidato, McCain se mantuvo muy vago sobre sus proyectos económicos.

La campaña sobre el terreno constituirá una prueba de fuego para Sarah Palin. Una encuesta publicada el viernes por la cadena ABC News mostraba que el 50% de los estadounidenses piensan que Palin no tiene la experiencia necesaria para convertirse, eventualmente, en vicepresidenta, mientras que al 42% parecí­a creer que sí­. En cambio, el 66% de los estadounidenses afirma que Biden serí­a un vicepresidente creí­ble, contra un 21% que opina lo contrario.

McCain tiene 72 años y el hecho de haber elegido como compañera de fórmula a una mujer de 44 años sin experiencia alguna en la polí­tica federal podrí­a, según los expertos, revelarse como una ventaja si Palin consigue atraer a las electoras decepcionadas por la ausencia de Hillary Clinton en la carrera.

Palin se negó hasta ahora a conceder entrevista alguna a los medios, que revelaron varios asuntos potencialmente dañinos para la fórmula republicana. Palin es, entre otros, sospechosa de cometer un delito de abuso de influencia por el despido de un jefe de la policí­a de Alaska, estado que gobierna desde 2006.

El primer debate televisivo que opondrá a McCain y Obama está previsto para el 26 de setiembre.