Santos de devoción popular


San Jorge, en una estampita que ilustra su lucha contra un dragón, leyenda piadosa que hizo dudar a la Iglesia Católica sobre su existencia real. Sin embargo, San Jorge es uno de los santos con mayor devoción en el mundo, especialmente en Inglaterra, donde es el patrón.

Los santos, dentro de una tradición católica u ortodoxa, son figuras ejemplares de personas que por su vida dieron prueba fehaciente de la gloria de Dios. De acuerdo con el «Acta Sanctorum», habrí­a unos 200 mil santos reconocidos a lo largo de la historia. Sin embargo, de la gran mayorí­a sólo se conserva el nombre, mas no pruebas de su existencia, sino que más bien leyendas de su vida.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Santa Ana consuela a la Virgen Marí­a, en un detalle de un cuadro de Leonardo da Vinci. Santa Ana es invocada por las mujeres que desean quedar embarazadas.

El «Martyrologium Romanum» refiere más bien sólo a mil 200 santos; este documento es el oficial según el Vaticano. En un principio, santo era una persona ejemplar. Actualmente, para ser declarado santo por la Iglesia Católica, se necesita comprobar en forma fehaciente la intercesión de un milagro por parte del aspirante a santo, que necesariamente debe estar muerto para ello.

Existen varias categorí­as de santos; entre ellos están los apóstoles y evangelistas, mártires que soportaron castigo y muerte a causa de Dios, confesores (que sufrieron dolor sin llegar al martirio), doctores (los intelectuales de la iglesia), ví­rgenes, matronas y viudas.

En los primeros siglos del Cristianismo, se creí­a que los santos debí­an ser venerados, sobre todo por la idea de que éstos tienen el don de interceder ante Dios por las peticiones de los seres humanos.

De esa cuenta, durante la Edad Media, la práctica empezó a confundirse con supersticiones. Durante varios de los concilios de la Iglesia Católica, desde Trento (1545-1563) hasta el Vaticano II (década de los sesenta), se ha discutido sobre los santos. En este último, incluso se llegó a reclasificar según el calendario, a fin de corregir algunas inexactitudes.

Por ejemplo, de algunos santos se dudó sobre su existencia histórica, por lo que se prefirió no incluirlos dentro de la lista. Sin embargo, debido a los cultos populares, la Iglesia Católica no prohibió su veneración; por ejemplo, San Jorge, San Cristóbal, Santa Cecilia o Santa Catalina.

De acuerdo con las regiones y con las épocas, hay santos que tienen más devoción que otros; en cambio, hay otros que se olvidan según las mismas necesidades de la población. Por ejemplo, por los terremotos que destruyeron La Antigua Guatemala y obligaron el traslado de la Capitaní­a General, los templos de la Nueva Guatemala de la Asunción rindieron culto a San Emigdio y a San Cesario, protectores contra los terremotos; sin embargo, su veneración no tuvo acogida entre el devoto guatemalteco. En el templo de La Merced, de la zona 1 capitalina, aún hay pinturas de estos dos santos.

Existen santos muy milagrosos, según la fe del guatemalteco, y existen también los que tienen patronazgos curiosos. Hay personas, sobre todo de los viejos barrios del Centro Histórico, que conocen una veneración para cada problema.

Representación artí­stica

En el arte cristiano, se suele representar a los santos, así­ como a Cristo, envueltos en un halo, un aro o aura radiante que rodea la cabeza o toda la figura, a veces acompañados de emblemas simbólicos que permiten identificarlos fácilmente. A un mártir que fuera de especial interés en un determinado lugar, se le nombraba patrón, ya en época tan temprana como el siglo IV.

Los más milagrosos

Cierto grupo de gente, dentro de los barrios católicos más añejos de la ciudad capital, sobre todo, han arrastrado devociones hacia ciertas figuras de santificación. No cabe duda, de que las devociones a los Nazarenos y a las Dolorosas que salen en procesión durante Semana Santa, se ganan el cariño y las peticiones de la gente.

De esa cuenta, durante todo el año es común ver a gente que ofrece veladoras para solicitarles ayuda divina; imágenes como los Nazarenos de La Merced, Candelaria, La Recolección o San José, tienen fieles permanentes. Asimismo, las Dolorosas de esas mismas parroquias. Los Yacentes de Santo Domingo, El Calvario y La Recolección, también.

Otras imágenes de Jesús y la Virgen Marí­a de devoción son el Jesús de las Palmas de Capuchinas, el Justo Juez de la Catedral; la Virgen del Rosario en Santo Domingo, la de Candelaria en el templo homónimo, la de Concepción en la Catedral o San Francisco, la de la Asunción o la de Guadalupe, son merecedoras de devoción popular.

Sin embargo, además de ellos, hay otros santos que también son merecedores de miles de veladoras al año, debido a que son muy queridos entre los fieles guatemaltecos.

El que se llevarí­a el primer lugar en cera es San Judas Tadeo, en su devoción en el Templo de La Merced. Este santo se ha hecho merecedor del patronazgo de las causas difí­ciles y desesperadas, y hay muchas personas que están dispuestas a dar fe, incluso algunas no católicas, de los milagros hechos por él.

San Antonio de Padua, popular entre las mujeres que desean encontrar novio, posee culto en casi todas las iglesias del paí­s. Además, se le reconoce su capacidad de ser «buen encontrador de cosas»; si alguien no encuentro un objeto y lo necesita urgentemente, eleva una plegaria a San Antonio, y poco tiempo después aparece.

Dentro de las mujeres, también, pero las que desean ser madres, elevan plegarias a Santa Ana, la madre de la Virgen Marí­a y abuela de Jesús, o a San Ramón nonato, quien habrí­a nacido pese a que su madre murió durante el parto. Ambos poseen un culto particular en La Merced, cuyas esculturas también merecen la atención por su fineza artí­stica.

San José, esposo de Marí­a, usualmente es invocado por las mujeres para conseguir un buen esposo, y entre los hombres para tener un buen trabajo.

Santiago el Mayor es, oficialmente, el patrón de Guatemala. Los españoles, durante la Conquista, fundaron las capitales del Reyno en su nombre. La Antigua Guatemala la tiene como patrón, por lo que antes se denominaba Santiago de Guatemala. Al trasladarse la ciudad hacia el Valle de la Ermita, la Iglesia Católica mantuvo el culto. La Catedral Metropolitana le reconoce a él su patronazgo, y en el escudo de la ciudad, que puede ser visible en la Municipalidad, aún está presente la figura de Santiago, en su versión de matamoros.

Pero, no cabe duda de que los guatemaltecos también rinden un culto especial al santo local, como es el Santo Hermano Pedro de Betancourt, cuyos restos se encuentran en La Antigua. Al igual que a San Judas Tadeo, miles podrí­an dar fe de los milagros del santo español radicado en Guatemala.

Santos que ya no son

A partir del Concilio Vaticano II, se revisaron las pruebas que confirman la existencia de algunos santos, por lo que, al no demostrárseles a algunos, se les quitó la categorí­a. Sin embargo, la Iglesia Católica no prohibió su culto, pues algunos están muy arraigados.

Ese es el caso de San Jorge, un santo caballero de Inglaterra, que se hizo famoso por la leyenda de haber matado un dragón, lo cual es difí­cil de creer hoy dí­a.

San Cristóbal, cuya leyenda dice que cargó al niño Jesús, no se comprueba su identidad. De hecho, su leyenda indica que él era un gigante que ayudaba a cruzar rí­os a las personas. Pero, ante la falsedad de su existencia, aún se sigue celebrando el Dí­a de San Cristóbal, como el patrón de los pilotos de camioneta, buses escolares, taxistas, etc.

De la misma forma, San Elmo, Santa ígata, San Mauricio, San Focas, Santa Zita, San Blas, Santa Bárbara, Santa íšrsula, San Julián el Hospitalario, San Januario, Santa Cecilia, Santa Catalina de Alejandrí­a o San Eustaquio, sólo por mencionar a algunos, no se ha podido comprobar su existencia, y se mantienen como leyendas piadosas.

Patronazgos curiosos

Como dice el Eclesiastés, hay un tiempo para todo; y, al igual que para los santos, hay uno para cada patronazgo. Sin embargo, algunos no dejan de ser muy curiosos.

Por ejemplo, si usted algún dí­a no puede dormir, invoque a los Siete Durmientes, unos efesianos que durante las persecuciones ordenadas por Decio, se empedraron en una cueva, allá por el año 250. Cuando despertaron, habí­an pasado 200 años y, entonces, la religión oficial de í‰feso era la cristiana.

Para los activistas del medioambiente, sobre todo en su lucha contra la caza de ballenas, pueden invocar a Brendán el Navegante, quien vivió en el siglo XVI. í‰l es el patrón de las ballenas, pues en su libro «Sancti Brenardani Abbatis», de navegación, las refiere. Además, curiosamente, se supone que en este libro relata el viaje hacia unas tierras lejanas, que muchos creen que es a América, al que hubiera llegado unos 150 años antes que Cristóbal Colón.

¿Tiene un familiar que padece de cáncer? Invoque a San Peregrí­n Laziosi, un predicador italiano del siglo XIII, que fue diagnosticado de cáncer por un tumor en una pierna y los médicos habí­an decidido amputársela al dí­a siguiente. Como un milagro, fue calificado el hecho que, al dí­a siguiente, ya no tení­a el tumor y evitó la amputación.

Oraciones

Aún persisten en las ventas de candelas y estampitas religiosas, las llamadas novenas a los santos. Usualmente, persisten aún las novenas al Niño Jesús, a la Virgen, a San Antonio y San Judas Tadeo, entre otros.

Sin embargo, aún existen en el mercado oraciones y novenas curiosas, que, más que devoción a santos, se acercan a la magia.

Por ejemplo, esta oración supuestamente escrita por Carlos V, rey de España, para que sus soldados estuvieran cubiertos. Como introducción a la oración, explicaba: «El que lea esta oración o la oiga leer o la lleve consigo no tendrá mala muerte, no se quemará ni será vencido en las batallas. Si una mujer estando de parto lee la oración, la oyera leer o la tiene consigo parirá prontamente. Será una madre tierna y cuando el niño haya nacido le colocará la oración en el costado derecho, lo que le preservará de muchos accidentes. El que cargue esta oración no se verá atacado de epilepsia y si llega a ver en la calle a alguna persona atacada por esta enfermedad colóquele la oración en el costado derecho y se levantará alegremente, el que la obsequiara a otra persona yo la bendeciré, dice el Señor y a quien se burle de ella hará penitencia. La casa en que esté esta oración estará libre de accidentes de truenos y rayos. El que la lea diariamente sabrá por una señal divina el dí­a de su muerte 3 dí­as antes de que suceda.»

Se refiere a la oración a la Santa Cruz, que se hiciera popular durante las luchas constantes entre católicos y musulmanes, en la Edad Media y Renacimiento.

Conclusión


El mundo de los santos y los patronazgos es apasionante. Mucha gente asegura haber recibido milagros gracias a las oraciones a santos. Tal como se inició en la Edad Media, hay mucho de superstición, pero también mucho de verdad, tal como darán testimonio y fe.