Santa Catalina Labouré
(Francia, 1806-1876). El 27 de noviembre de 1830 estando Santa Catalina rezando en la capilla del convento, la Virgen María se le apareció totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Logró que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido. En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré.