María Josefa Rosello
Nació en 1811 en Abisola, Italia, de familia pobre. Durante 40 años fue superiora general, pero aun teniendo tan alto cargo, en cada casa donde llegaba se dedicaba a ayudar en los oficios más humildes: lavar, barrer, cocinar, atender a los enfermos más repugnantes, etc. Los misioneros encontraban muchas niñas abandonadas y en graves peligros y las llevaban a la Madre Josefa. Y ella, aun con grandes sacrificios y endeudándose hasta el extremo, las recibía gratuitamente para educarlas.