Santiago de Chile, paradigmas en pugna


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Santiago, capital chilena. Amanece frí­a, calienta un poco al mediodí­a y vuelve a templarse por las noches. Muy parecido a ciudad de Guatemala, en su clima, por estas fechas. Esta ciudad alberga una extraordinaria exposición, que en realidad se convierte en un auténtico homenaje, a Roberto Sebastián Matta, en el centenario de su nacimiento, que se cumplió el pasado viernes con la cabalí­stica fecha del 11-11-11 y así­ se intitula la muestra. Fascinante obra gráfica. Matta fue un artista múltiple, creativo sin lí­mites, irreverente, lúdico… pero por sobre todo por el compromiso polí­tico que hoy todos le reconocen y por ser uno de los espí­ritus más crí­ticos del siglo pasado.

Ramiro Mac Donald

 


Este domingo por la noche, en uno de los programas más importante de la Televisión chilena, se discutió el tema de las movilizaciones estudiantiles, que han paralizado la educación superior estatal, desde hace seis meses… y ha creado un caos a su alrededor. Caos que termina este lunes 14 de noviembre, por lo menos así­ se espera. El centro de la atención fueron los representantes de la Federación Chilena de Estudiantes (FECH), con la visible participación de Camila Vallejo Dowling, hija de dos antiguos activistas del Partido Comunista Chileno.

Los reflectores mediáticos están sobre ella. Además de su refrescante juventud y belleza, posee una contundencia y claridad discursiva (que ya no sorprende) pero que es capaz de desarmar a cualquier funcionario de gobierno, a cualquier periodista por más severo que sea, a cualquiera que le cuestione sus puntos de vista. Sin embargo, la sociedad chilena está cansada de tanto enfrentamiento y quiere que el conflicto concluya. Se ha venido desgastando la imagen de los estudiantes, como también la de los carabineros, pero especialmente de los gobernantes.

El movimiento estudiantil chileno entró en una picada peligrosa y ellos lo perciben. ¿Cómo concluirá? Nadie lo sabe, porque esta inteligente y agraciada chica mediática y sus seguidores son irreverentes, irredentos… (igual que Matta, el artista) y con un compromiso polí­tico que han asumido en forma desconcertante por su juventud, pero se les admira por su valentí­a y perseverancia. Son producto directo de la denominada  “Revolución de Los pingí¼inos”, un extraordinario movimiento de estudiantes de secundaria (casi niños) que desestabilizaron al régimen Bachelet, por el nivel de sus exigencias y forma de actuar.

Camila Vallejo escribe en la página tres de la más reciente edición del Le Monde, diplomatique de la, edición chilena. Al abrir sus páginas, salta el primer artí­culo de este influyente medio impreso, en el que las plumas de los más connotados intelectuales socialistas, transmiten sus ideas. Ella grita de frente, a la cara, con palabra descarnada, todas las falencias de este que ha sido considerado el “Milagro chileno” y su democracia. Un modelo que siempre lo quisieron exportar al resto de América Latina, pero que está basado en la concepción exacerbada del poder auto-regulador mercado. Pero se resquebraja en uno de los puntos más delgados del camino hacia el desarrollo de los pueblos: la educación superior. Ningún joven desea adquirir un compromiso financiero de por vida, a las tasas que el mercado establezca antojadizamente, para pagar su formación académica de apenas unos cinco a siete años. Educación con altí­simos precios en este paí­s… y en donde no hay universidades gratuitas, porque así­ lo determinaron los que redujeron el Estado en la década de los 70. ¿Quién gobernaba por esas fechas?

 Camila plantea con severidad sus ideas socialistas, como lo ha hecho durante todos estos seis meses y con mucha virulencia. Y muchos de sus puntos de vista son ampliamente respaldados (lo dicen las encuestas) aunque sus acciones hayan caí­do en innecesarias formas violentas de protesta. Pero, ¿cómo hacerse escuchar en cualquier sociedad latinoamericana para que le pongan verdaderamente atención? Ahora ella lo ha logrado y se esperan sus próximos pasos estratégicos.  Los estudiantes chilenos han jugado a ser los actores de un protagonismo inusitado, pero que les calza bastante bien. De manera muy inteligente se respaldan en el “normal” desenfreno juvenil; en tanto, los gobernantes le han dado largas al asunto para llevarlos al extremo del desgaste, que casi han logrado por el largo tiempo del movimiento. Percibo que los chilenos están cansados de este enfrentamiento.

Aquí­ no sólo se está librando una batalla entre jóvenes ansiosos por estudiar y  un gobierno de reconocida intransigencia. No. Es una lucha de titanes. Se está luchando por los paradigmas del pensamiento posmoderno. O se continúa con este neoliberalismo a ultranza dejado por Pinochet y sus “Chicago Boys” …o bien surge un nuevo capitalismo con rostro más humanizante. ¿Y ese futuro pasa por las manos de veinteañeros? Camila Vallejo dice que es “el comienzo de la Primavera del Pueblo de Chile”, como representante de ese nuevo rostro del socialismo.   En tanto que el pueblo (no solo personas educadas, sino el pueblo mapuche) hace ordenadas filas este domingo, para ver la exposición de Matta, un artista que todos reconocen como excepcionalmente crí­tico.