Apoyado en una gestión y una política de expansión prudentes, el primer banco español, Santander, parece ignorar la crisis que arrasa el sector bancario e, incluso, busca opciones de compra.
De esta manera, se adjudicó anoche por 612 millones de libras (unos 773 millones de euros) la mayor parte de Bradford & Bingley (B&B), octavo banco británico, nacionalizado por el gobierno tras hundirse por la crisis financiera.
Desde hace varias semanas, mientras el conjunto del sistema financiero se tambalea al ritmo de los bancos amenazados, el nombre del Santander aparece regularmente en la prensa como posible comprador.
De hacer caso a los periódicos, el grupo del norte de España habría echado así un ojo al Washington Mutual, al Bank of Ireland y al Wachovia.
Además, comunicó oficialmente su interés y presentó un proyecto de oferta por el alemán Postbank.
Al parecer, el Santander está en plena forma. La pasada semana, su presidente, Emilio Botín, repetía que el banco va a mantener su previsión de beneficio neto récord de 10 mil millones de euros en 2008.
El «Santander está mejor preparado que nuestros competidores para afrontar esta situación», declaró Botín durante una asamblea extraordinaria.
Esta asamblea había sido convocada para aprobar una ampliación de capital del 2%, destinada precisamente a financiar otra compra, fruto de una oportunidad surgida también de la crisis: la del banco británico Alliance & Leicester, por 1.330 millones de libras (más 1 mil millones para inyectar al capital).
Con la compra de B&B, Santander refuerza un poco más su posición en Gran Bretaña, donde está presente desde 2004, tras haber comprado Abbey. Gran Bretaña es una de las prioridades de desarrollo del grupo, junto con Brasil.
«La transferencia de los depósitos y de la red de sucursales incrementará aún más la escala de nuestras operaciones en Reino Unido hasta cerca del 10% del mercado», lo que para la entidad es «un importante objetivo estratégico», afirmó el consejero delegado de la filial británica Abbey, Antonio Horta Osorio.
Esta expansión es posible especialmente por la prudencia que ha mostrado el banco, al igual que el resto del sector bancario español.
La banca española quiere dar la imagen de un padre tranquilo y previsor, cuyas principales entidades (Santander, BBVA, La Caixa) se muestran relativamente inmunes a la crisis.
«Estamos enfocados en la banca comercial y somos prudentes en la toma de riesgos. Ello se traduce en una elevada calidad y recurrencia de resultados», se felicitó Botín en el informe del año 2007.
«Estratégicamente, (la compra de B&B) parece un buen negocio para aumentar la base de depósitos en las condiciones de mercado actuales, sin llenarse de activos arriesgados», dijeron analistas del Deutsche Bank.
«La historia demuestra que el Santander ha hecho adquisiciones que presentan un perfil poco arriesgado, incluso aunque estos objetivos hubieran sufrido problemas», destacaba recientemente los analistas de Iberian Equities, que también consideraban la operación dhoy como de poco riesgo.
El banco también se ha destacado por haber llevado a cabo negocios redondos. Así, vendió rápidamente el banco italiano Antonveneta, que acababa de comprar de los restos de ABN Amro. Esta venta, a buen precio, había sido muy aplaudida y le evitó llevar a cabo una ampliación de capital de 4 mil millones de euros.
Otra muestra del «olfato» del Santander fue cuando el banco decidió vender en 2007 todos sus inmuebles de oficina en España (excepto su sede) con el fin de lograr liquidez. Tomó esta decisión y consiguió cerca de 4 mil millones de euros unos meses antes de que se cayera el mercado inmobiliario español.