Santa Delfina de Signé: Capilla de Ensueño y Santidad


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A Dios gracias siguen repicando las campanas de la Capilla de Santa Delfina de Signé que fue inaugurada el 5 de noviembre de 1950. El nombre de tan singular capilla surgió para honrar a doña Delfina Córdova de Castillo, madre de don Mariano y don Rafael Castillo Córdova y abuela de don Rodolfo y don Arturo Castillo Azmitia.

Grecia Aguilera


La bellísima capilla es un santuario para la purificación de la mente y el espíritu, la vivificación del alma, la adoración a Dios y a la Santísima Virgen del Rosario. Pero también es la mansión de la aquiescencia, la esperanza y la morada de eternas ilusiones. Recorro el hermoso jardín que con sus araucarias, acacias y altos cipreses, pareciera un bosquecillo de un cuento de hadas, mientras mi esposo Carlos-Rafael me cuenta con sumo detalle de cuando sus señores padres, el doctor José Antonio Pérez Calderón y doña María Luisa de Pérez Calderón, lo llevaban a visitar la “Capilla de las Ilusiones” como él le llamó desde pequeño. Al acercarme a la entrada, leo detenidamente una placa que relata cómo fueron fundidas las sonoras campanas de la capilla: “Con el mismo metal que un día fue caldera de la casa de cocimientos de la primera cervecería…” Las cuatro magníficas campanas las trabajó don Timoteo Gómez Sierra, y la inscripción que ostenta cada una de ellas fue escrita por don Arturo Castillo Azmitia en 1946, y dice así: “Yo al igual que mis compañeras/ las fiestas alegro con mi sonido/ y en los días tristes/ la pena lloro con mi tañido./ Siempre que vibre el seno de esta campana/ será para alabar a Dios/ o implorar su misericordia/ para rogar por los difuntos/ o cantar albricias/ por los dones recibidos del Señor…/ El sonar de esta campana llega/ a vuestros corazones como recordatorio/ de amor filial.” Matizada con primorosos colores de tono pastel: gris, celeste, amarillo y rosado, veo cómo la capilla de ensueño y santidad abre sus majestuosas puertas de madera preciosa con su colosal llave de unos 35 centímetros de largo, y me adentro con regocijo en el corazón. Sintiendo la escolta de Santa Teresa de Jesús y San Francisco de Asís, camino contemplando las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y de Santo Tomás de Aquino, que está ubicado dentro del hermoso púlpito. No podía faltar en la capilla la efigie de Santa Delfina de Signé y del lado opuesto la imagen de Cristo Crucificado. Esta escultura, única en el mundo, tallada por el maestro de Guatemala, Humberto Solís Soberanis, es la reproducción en bulto del famoso óleo sobre lienzo “Cristo Crucificado” del pintor español Diego Velázquez. Es en verdad una experiencia espiritual situarse frente al crucifijo para admirarlo en todo su esplendor. La serenidad de su rostro medio cubierto por su cabello y la perfección de su cuerpo lo hacen semejante al original del cuadro de Velázquez, desbordado de sobriedad, supremacía y magnificencia absoluta. Se enaltece el Altar Mayor con la consagrada imagen de la Virgen del Rosario y un deslumbrante Sagrario de plata. La quietud de la capilla se ilumina con la luz que incide en sus vitrales que rutilan escenas de los misterios gozosos y gloriosos del Santo Rosario y los 12 vitrales dedicados a los santos apóstoles. La misa se celebra el sábado a las 5:00 de la tarde y el domingo a las 8:00 y 11:30 de la mañana y se acompaña con música de órgano. Este refinado instrumento electrónico, de la casa Allen de los Estados Unidos, reproduce con gran fidelidad sonidos semejantes a los de un órgano de tubos. Agradezco a doña Martita de Sandoval, administradora de la capilla, y a los señores Víctor Camposeco y Antonio Tunchoz sus finas atenciones. Es mi deseo dedicar el presente artículo a Cervecería Centro Americana, S.A., por celebrar este año 2012 el 125 aniversario de su fundación.