La atención de los neoyorquinos comenzó a centrarse en Mark Sánchez desde el día en que los Jets lo presentaron como el nuevo rostro de la franquicia.
Hubo comparaciones inevitables con Joe Namath por su talento impresionante y su imagen de portada de revista. Era un joven quarterback en la gran ciudad, con la misión de ayudar a que la organización llegara al ansiado título del Super Bowl.
El quarterback de ascendencia mexicana era el jugador deseado por el entrenador Rex Ryan, tanto, que los Jets debieron hacer varios canjes para obtenerlo.
«Será una explosión», dijo Sánchez horas después de ser reclutado en el «draft», en abril del 2009. «Y me emociona lo que pueda venir en los próximos años».
Quizás no estaba todavía consciente de dónde se había metido.
Sánchez, quien está ahora en su tercera temporada, ha logrado las mejores cifras en su vida, con 23 pases de anotación y cinco touchdowns mediante acarreos propios. Sin embargo, ha tomado algunas decisiones malas y ha mostrado cierta irregularidad.
Ello le ha ganado muchas críticas, en un momento en que los Jets (8-6) se preparan para chocar el sábado con los Giants (7-7), sus rivales de la misma ciudad.
Algunos consideran que Sánchez debería haber mejorado ya. No es todavía un quarterback de elite y quizás nunca lo será, dicen otros.
El mariscal de campo escuchó los abucheos cuando se le presentó antes de un partido reciente, e insistió en que ello no le molestaba. Sánchez ha mostrado una actitud más mesurada en las entrevistas recientes, al señalar que sólo se concentra en el partido próximo y en ganar.
Mientras que Namath se mostró encantado por recibir tanta atención dentro y fuera del terreno, Sánchez está aprendiendo apenas a lidiar con todo eso. Está atento a lo que hacen otros deportistas famosos de Nueva York, y elogia la manera en que Derek Jeter, de los Yanquis, y Eli Manning, de los Giants, han podido convertirse en líderes de sus equipos.
«Creo que Jeter ha hecho un gran trabajo», dijo Sánchez respecto del campocorto y capitán de los Yanquis. «Es uno de los jugadores destacados de la ciudad. Ha sido el capitán de su equipo y ha enfrentado más presión que nadie, como la que experimenta un quarterback. Es un buen ejemplo».