Saludo a mis colegas


Hoy se conmemora un aniversario más del Dí­a del Maestro, fecha propicia para reflexionar acerca de la noble tarea que cumplen los maestros de todos los niveles en el paí­s. Son los encargados de formar y moldear a las nuevas generaciones, de transmitir el conocimiento y las luces del saber. Tarea difí­cil, tomando en consideración las condiciones de subdesarrollo y atraso que padece la sociedad. Pese a la adversidad, los maestros hacen lo necesario para educar a la niñez y a la juventud guatemalteca. Ponen su grano de arena para disminuir los altos í­ndices de analfabetismo que tiene la población. Dedican su tiempo y esfuerzo a mantener viva la llama de la antorcha del saber. Dan todo su amor para que el conocimiento se disemine y se esfuerzan por forjar ciudadanos responsables y de bien.

Factor Méndez Doninelli

La tarea del magisterio no es fácil, es sacrificio, es bondad, es construcción de ciudadaní­a con responsabilidad. El buen maestro es aquel que trasciende más allá del aula, el que personaliza la atención hacia sus alumnos, el que se preocupa por el bienestar de sus estudiantes, estrecha relaciones con los padres de familia y con la comunidad a la que sirve. El buen maestro es responsable, estudioso, dedicado, sensible y orientador. Es el que transmite una educación con democracia, en relación horizontal, sin violencia y sin autoritarismo.

Hay quienes tienen que recorrer todos los dí­as distancias considerables para llegar a sus centros de trabajo, unos atravesando montañas y veredas, otros haciendo camino al andar y todos con alegrí­a y entusiasmo se proponen llevar sabidurí­a y conocimiento. Como lo han apuntado los pedagogos, la educación debe ser liberadora, crí­tica y democrática, debe servir para que las personas progresen y alcancen un buen nivel de bienestar social con dignidad.

La construcción histórica de la sociedad guatemalteca, nos demuestra aún resabios colonialistas que en nada contribuyen a mejorarla. La sociedad guatemalteca conserva una estructura patriarcal y machista que en muchos casos, excluye a las niñas y las mujeres del beneficio de la educación y por tanto, les impide el ejercicio pleno de sus derechos y casi siempre, las condena a una vida llena de limitaciones, violencia, miseria e ignorancia. En esto último, tampoco el Estado tiene una polí­tica orientada a superar esas condiciones y por ello, en el paí­s existe una buena proporción de niñas y mujeres que no tienen acceso a la educación. Hacen falta polí­ticas públicas para mejorar la calidad de la educación, dignificar el trabajo del magisterio, erradicar la ignorancia y el analfabetismo.

Una parte de la riqueza del paí­s está conformada por la población, a la que hay que dedicarle recursos suficientes para satisfacer sus derechos sociales, entre éstos el de la educación, la salud, el trabajo y el salario. El Estado debe apostar por la gente, invertir en educación, construir más escuelas y promover una educación de calidad. En esta ocasión especial, saludo a los colegas maestros que se desempeñan en todos los niveles educativos y hago homenaje a mis mentores, a quienes debo todo el saber acumulado. Gracias por sus enseñanzas, por su sensibilidad, por mostrarme el camino del conocimiento y por hacerme una persona consciente y solidaria. Gracias maestros.

P.S. El próximo lunes 28 de junio se cumple el primer aniversario del golpe de Estado militar, ocurrido en Honduras contra el régimen constitucional. Reitero mi repudio a estos actos antidemocráticos.