En el marco del Día Mundial de la Salud -dedicado este año a la salud urbana- se empiezan a definir estrategias de reducción de la vulnerabilidad para la población de la Ciudad de Guatemala, donde viven aproximadamente 2.5 millones de personas.
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De cara a la necesidad de obtener más espacios de distracción de la sociedad, se presentó el foro «Salud urbana, urbanismo, adolescencia y juventud», con la finalidad de escuchar de los jóvenes citadinos sus principales demandas para poder tener una vida saludable, es decir, libre de drogadicción, vicios y vandalismo.
Uno de los problemas planteados fue la falta de espacios de recreación, por lo que varios jóvenes coincidieron en la propuesta de crear barreras para los peatones y ciclistas, y para quienes practican otras formas de actividad física.
Esto, porque la falta de ejercicio, además del sedentarismo, también propicia la obesidad y otras enfermedades conexas.
Según el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para Guatemala, Pier Paolo Balladelli, «no hay suficientes espacios para que la juventud y adolescencia se desenvuelvan libremente».
«Es urgente y necesario abrir espacios públicos, verdes y saludables mediante una buena planificación urbana y con participación de la población, así como promover los factores protectores de la salud: zonas verdes destinadas al ejercicio físico, a una alimentación sana, a la aprobación de reglamentos contra el tabaco, a inversiones en transporte activo y seguro, a reciclaje y energías alternativas y renovables, a agua y saneamiento limpios», declaró.
Crecimiento
Hay evidencias de que el aumento de la población en las áreas urbanas no parece detenerse; desde 2007, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se prevé que la presión demográfica en las ciudades aumentará en los próximos años, llegando las zonas urbanas a albergar 6 personas sobre 10 en el año 2030 y a 7 personas sobre 10 para el 2050.
La región de América Latina y el Caribe es la más urbanizada del mundo, con más de tres cuartos de sus 433 millones de habitantes concentrados en ciudades, siendo también la región más desigual del mundo, con más de 190 millones de personas que viven en la pobreza.
Un gran porcentaje de estas personas viven en barrios pobres o vecindarios asolados por problemas vinculados a la urbanización rápida y no planificada, padeciendo de una amplia gama de problemas de salud, un mayor riesgo de violencia, enfermedades crónicas y algunas enfermedades transmisibles como la tuberculosis y el VIH/SIDA.
Los afectados
El secretario ejecutivo de la Comisión Contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas, Edgar Camargo Liere, aseguró que la juventud es la más afectada por falta de espacios aptos para una distracción sana, ya que esta situación contribuye a que los jóvenes se integren en actividades ilícitas. «Por eso, el objetivo es llevar acciones específicas a través de la política nacional contra las adicciones y el trafico ilícito de drogas para poder fortalecer las actividades donde los jóvenes son beneficiados con espacios aptos; ya que los jóvenes de alto riesgo, que viven en áreas marginales, son más propensos a realizar actividades ilegales».
«Las drogas ilícitas causan grandes daños, también a la población en área física como mental, dañan a la persona como individuo, a la familia como eje central de la sociedad y un poco más fuerte al abarcar a la sociedad completa», puntualizó Camargo.
El fenómeno de concentración urbano también se asocia a una exposición creciente de la población a la contaminación ambiental, a falta de seguridad para los peatones y vehículos automotores que determinan los traumas de tráfico como primer causa de muerte en los jóvenes de edades de 15 a 24 años, a las drogas y la violencia, a modelos de vida sedentarios y patrones de alimentación insalubre que conllevan una mayor presencia de enfermedades crónicas.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística en los últimos años se ha visto un crecimiento concentrado en las ciudades de los departamentos de Guatemala, Huehuetenango, Quetzaltenango, Alta Verapaz y Petén, a una tasa aproximada de 3 por ciento anual.
En muchas ciudades del mundo en desarrollo, el aumento vertiginoso del tránsito de vehículos de motor que se ha producido en los últimos decenios plantea un problema creciente de salud pública urbana, sobre todo para los grupos vulnerables.
Al expandirse las ciudades de forma descontrolada, los nuevos barrios y negocios suelen quedar ubicados lejos de los centros de transporte público, y sin una red segura para peatones y bicicletas.
Lo cual provoca el 15 por ciento de la contaminación ambiental, posicionándose como la primera causa de muerte en Guatemala.
Pier Paolo Balladelli
OPS para Guatemala
Edgar Camargo
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