El espacio era un mundo sólo de hombres en Estados Unidos. Pero llegó Sally Ride y abrió la brecha cósmica para que otras mujeres de ese país alcanzaran la órbita.
Ride se sumó a ese grupo selecto de héroes espaciales estadounidenses perfectamente conocidos: Glenn, Shepard, Armstrong y Aldrin.
La primera mujer estadounidense en órbita murió el pasado lunes en su casa, en la comunidad de La Jolla, en San Diego. Tenía 61 años. La causa, cáncer pancreático, una enfermedad que padeció durante 17 meses, de acuerdo con su empresa Sally Ride Science.
Ride viajó al espacio cuando tenía 32 años, el 18 de junio de 1983, a bordo del transbordador Challenger. Otras 42 mujeres estadounidenses le siguieron desde entonces.
«Sally fue héroe nacional y poderoso ejemplo. Inspiró a generaciones de chicas jóvenes para que alcanzaran las estrellas», dijo el presidente Barack Obama en un comunicado.
Cuando se volvieron frecuentes los lanzamientos de los transbordadores espaciales, con tripulaciones de seis o siete personas, los astronautas abundaron, pero sus nombres perdieron relevancia, no así el de Ride.
«La gente en el mundo todavía reconoce su nombre como el de la primera mujer estadounidense en el espacio, y asumió ese título con seriedad, incluso después de su salida de la NASA», dijo en un comunicado Eileen Collins, la primera mujer comandante de un transbordador espacial.
«(Sally) jamás buscó llamar la atención de la prensa, prefirió concentrarse en su trabajo normal, que era sobresaliente», agregó.