¡No solo que el arte nacional carece de apoyo, sino que todavía los compositores de la marimba deben pagar a los productores o locutores de algún escuchado programa de marimba de alguna radio local, fuertes cantidades de dinero para que se programe una o varias melodías del compositor que aún sueña con dar a conocer su música o su marimba, con el apoyo de los medios de comunicación, pero esto no puede ser porque la Dirección General de Radiocomunicaciones, no cumple con aplicar la ley de Radio y Televisión.
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La conclusión es que el artista nacional está desamparado, por el Estado, puesto que al Director General de Radio y Televisión no le interesa que se cumpla con la ley que exige un mínimo de música guatemalteca en la programación diaria de las emisoras; pero no lo hacen así, o sea que el compositor o paga o su música no será publicada para el conocimiento del público. Sin embargo, causa repudio que aparte de que los propietarios de las radios incumplen la ley, esto lo hacen o lo pueden hacer porque nadie se los exige, por lo que aún tienen el descaro de cobrar por ponerles sus melodías a los compositores, cuando deberían ser ellos los que les deberían pagarles por el uso de su música, porque ellos la producen, la crean, lo cual está reconocido por la ley de Derecho de Autor.
Entonces, si su producción musical, no se difunde, nunca podrán recibir algunos quetzales, a lo que tienen derecho en concepto de regalías derivadas del derecho de autor, con lo cual se les priva de recibir una pequeña ayuda para su precaria subsistencia, así como que les evitaría contratiempos y penalidades, de las que actualmente les toca sufrir, a pesar de ser los hombres y mujeres que crean el espíritu de la identidad y la nacionalidad, por medio del arte y la música de la marimba, que es nuestro instrumento nacional, pero que no se le ha dado el alto reconocimiento cívico que merece, manteniéndolo, como símbolo, pero sin apoyo y sin honores.
Aparte de lo expresado, todavía se permiten algunas radios cobrarles cantidades que llegan hasta los 2,500 quetzales, por colocar algo de su música durante un mes, según denuncias que no se han hecho públicas por temor a ser marginados completamente de la programación de esas emisoras, conformándose esperar algo. Esta es una práctica corrupta y bochornosa que no se debe seguir permitiendo, porque se trata de una estafa disfrazada de un aparente favor que se hace a los compositores a cambio de dinero, ignorando que existe una ley que regula la materia, la cual debe hacer cumplir el Director General de Radio y Televisión, investigando y sancionando a estos murciélagos de la radiodifusión, que están chupando la sangre de nuestros compositores. Sabido es que la ley siempre ha determinado que los medios deben cumplir con divulgar los valores y principios de la dignidad humana y el vínculo familiar, la elevación del nivel cultural del pueblo, la conservación de la propiedad del idioma y la exaltación de los valores materiales y espirituales de la nación; así como fomentar los principios de la democracia, de la unidad nacional y de la amistad y cooperación internacional. Además, están los valores cívicos, morales, artísticos y de identidad nacional, los cuales deben tener preferencia de difusión en las frecuencias radioeléctricas, usadas tanto por las empresas privadas, como por las radios del Estado, que también hacen poco por divulgar el arte chapín.
En el primer caso, nos referimos a las radioemisoras tanto de Radio como de Televisión, que han obtenido el permiso de transmisión mediante el uso de frecuencias que por derecho pertenecen al Estado, quien las concede en usufructo. Las Emisoras llamadas nacionales u oficiales, solo necesitan de una autorización para operar, sin llenar todos los requisitos y formalidades que deben llenar los particulares, para el uso de las frecuencias radioeléctricas. Pero, volviendo al incumplimiento de los radiodifusores en programar por lo menos un 25 % de música de autores e intérpretes nacionales, dándole un espacio preferencial al Instrumento Nacional de Guatemala “La Marimba” y a nuestros artistas para contratarlos en su programación, lo cual no sucede, violando lo que estipula la ley, eso, tomando en cuenta que en este país la ley existe pero no se cumple, o mejor dicho “existe la ley, pero no la hacen cumplir las autoridades responsables”. Hay leyes, porque las leyes no pueden ni deben faltar, pero, en muchos casos, solo se trata de letra muerta, que no se aplica o no la aplican, pues es más cómodo hacerse de la vista gorda o recibir dádivas, a cambio de silencio e inacción, en vez de velar por su cumplimiento, y menos aún, velar por la aplicación de las sanciones que dicha Ley de Radiodifusión determina, para terminar con los abusos que se cometen.
Por ejemplo, se comete una violación a la ley, cuando no se anuncia el nombre de la melodía, ni el autor, ni el ritmo, ni el nombre del conjunto marimbístico que la interpreta. A un locutor eso no le cuesta nada, pero en cambio beneficiarían mucho a los compositores, a los marimbistas y aun a los marimberos, a los cantantes, grupos musicales y al arte en general, ¡háganlo muchá!. La mayoría de lo anteriormente expresado, está consignado en el artículo 34 de la ley de radiocomunicaciones. Cuestionamos al Director General de Radio y Televisión para que explique que ha hecho o que piensa hacer para terminar con esta práctica habitual de impunidad, al permitir que a los compositores se les cobre, literalmente, una extorsión a cambio de incluir su música en algunos programas de marimba. ¡Radiodifusión puede y debe citar a los compositores y propietarios de los conjuntos marimbísticos que actúan públicamente, y preguntarles cuáles son estas emisoras, aunque es secreto a voces, desde luego con las honrosas excepciones de quienes no lo hacen y los apoyan. Puede opinar también la Asociación Guatemalteca de Autores y Compositores, AGAYC; el Instituto de Previsión Social del Artista, IPSA, la Asociación de Autores, Escritores e Intérpretes, AEI, que expongan sobre el asunto, que den su apoyo! ¡El caso es hacer cumplir la ley a los empresarios, productores y locutores, puesto que están obligados a incluir música de marimba y anunciarla debidamente: con nombre de la melodía y su autor, ritmo y marimba intérprete! ¡Y que Dios se los pague, porque nuestros artistas y compositores no podrían hacerlo, pues luchan contra el alto costo de la vida!