Saber elegir


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En nuestra vida una gran cantidad de hechos vienen ya predestinados, cuando menos de manera consciente no activamos nuestra voluntad y no tenemos necesidad de escoger un camino u otro, simplemente no tomamos una decisión y de igual manera el hecho sucederá. Hay muchos otros hechos en donde ejercemos nuestra capacidad de decisión y entonces se transforman en actos, ya no son hechos pues media la voluntad, se decide.

Juan Antonio Mazariegos G.

 


Esos actos, tienen a su vez distintos niveles de decisión y a mi juicio tienen también distinta importancia según los efectos que causan; algunos actos  implican efectos en nuestra vida personal, en nuestra familia, en nuestro trabajo y otros tienen efecto en todos esos ámbitos. El domingo 11 acudiremos a las urnas a elegir; deberí­a de ser un acto trascendental en nuestra vida personal y como tal, objeto de análisis, reflexión  y madurez.

Para poder elegir, primero debemos de contar con opciones, disyuntivas, si nos encontramos ante disyuntivas, nos encontramos ante un universo de posibilidades, así­, por ejemplo, una elección totalmente válida es no elegir, ausentarse, votar nulo o votar en blanco. Entiendo que en este caso la persona ha llegado a la conclusión de que ninguna de las opciones reúne las cualidades que a su juicio se requieren para tomar una decisión. En lo personal sostengo que la oportunidad de incidir como personas en la Nación que queremos  se da cada cuatro años y que como oportunidad que es, debe de ser aprovechada, es el ejercicio pleno de la soberaní­a que descansa en el Pueblo y que se ejerce a través del voto. Si no nos convencen, no nos gustan o no creemos en las opciones, también debemos de reflexionar en cuanto a que tuvimos la oportunidad de participar y de haber incidido en dichas opciones; si no lo hicimos, decidimos ceder a otros el espacio y ese es el reflejo de nuestra realidad.

También está la opción de votar por todo, estar plenamente convencido de la propuesta de un partido polí­tico y marcar disciplinadamente en todas y cada una de las papeletas del sí­mbolo del partido que ha logrado ese convencimiento pleno en el votante. A mi juicio, si queremos que el sistema de contrapesos, establecido en nuestra Constitución, funcione, debemos de votar de manera independiente en cada papeleta, es decir, buscar  en cada una de las personas aquello que se identifique con lo que queremos para cada uno de los puestos de elección. Es lamentable por supuesto que debamos abocarnos a la hoja de vida de los candidatos, pues entonces votamos por  las personas y lo que han hecho y no por su ideologí­a o propuestas,   pero eso no es más que el reflejo de la  ausencia de ideologí­a y la naturaleza de nuestros partidos que resultan ser grupos de personas que se unen durante dos o tres elecciones hasta que ganan y/o desaparecen y que impiden que haya una propuesta de paí­s a largo plazo.

Leí­a el otro dí­a que no hay mejor medida de lo que una persona es que lo que hace cuando tiene completa libertad de elegir, así­ que participe, reflexione su voto y vote, la suma de su medida y las de los demás dará la medida del paí­s que queremos tener durante los próximos cuatro años.