Cuatro autobuses con ciudadanos rusos que huyen de la guerra civil en Siria cruzaron hoy hacia el Líbano, en la primera evacuación que organiza Moscú desde el inicio del conflicto hace casi dos años.
La mayoría de estas 80 personas eran mujeres y niños, dijo un funcionario de la embajada rusa en Beirut que esperó al grupo en el paso fronterizo de Masnaa, en el este de Líbano. El funcionario solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hacer declaraciones a la prensa.
Este desalojo de ciudadanos rusos es el indicio más fuerte a la fecha de la incertidumbre de Moscú sobre la capacidad del régimen del presidente Bashar Assad para sostenerse en el poder.
Las autoridades rusas anunciaron ayer que unos 100 de sus ciudadanos en Siria serían llevados por tierra al Líbano y de ahí se les repatriaría en avión, al parecer debido a la renovación de los combates cerca del aeropuerto de Damasco.
También dijeron que miles de rusos más —incluidas mujeres casadas con sirios— podrían ser evacuados después y que tales desalojos podrían efectuarse por aire y mar.
Rusia ha sido el principal aliado de Assad desde el inicio del levantamiento contra éste en marzo de 2011. Moscú ha utilizado su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a Damasco de las sanciones internacionales por la brutal represión que ha ejercido el régimen sirio contra la disidencia.
Assad ha rechazado los exhortos para que dimita y asegura que el país combate contra extremistas islámicos y terroristas.
Mientras se efectuaba la evacuación de los rusos, las fuerzas del gobierno sirio y los rebeldes combatían en los suburbios de Damasco y en otras partes de Siria.