Rusia rechaza diálogo con OTAN


Postura. El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha opuesto al proyecto antimisil de EE.UU.

Rusia, enzarzada en un pulso con Estados Unidos sobre el escudo antimisiles norteamericano en Europa, rechazó hoy la propuesta de la OTAN de dialogar sobre su decisión de suspender la aplicación del tratado sobre las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE).


El sábado pasado, el Kremlin anunció que el presidente Vladimir Putin habí­a firmado un decreto suspendiendo la aplicación por parte de Rusia del tratado FCE.

En un comunicado difundido el lunes, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) manifestó su preocupación por la suspensión rusa, y pidió a Moscú que participase en conversaciones para garantizar que el texto no era abandonado.

«No veo interés en realizar semejante conferencia, ya que la posición de la OTAN sobre el tratado FCE no ha cambiado», afirmó el general Evgueny Bujinsky, director del departamento del ministerio de Defensa ruso encargado de los tratados internacionales.

El tratado FCE limita el despliegue de tanques y tropas en los paí­ses de la OTAN y los ex paí­ses miembros del Pacto de Varsovia.

Al mismo tiempo, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, declaró a la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice «que estaba dispuesto a continuar las conversaciones con la parte norteamericana sobre cuestiones vinculadas al FCE», indicó la cancillerí­a.

Durante esta conversación telefónica realizada a iniciativa de Estados Unidos, Lavrov explicó «los motivos que llevaron a Rusia a suspender su participación en el tratado FCE», precisó la cancillerí­a.

Rusia reprocha a los paí­ses de la OTAN que no hayan ratificado una versión del tratado revisada en 1999 en Estambul para tener en cuenta la desaparición del Pacto de Varsovia, que uní­a la defensa de la URSS a la de los paí­ses socialistas de Europa del Este.

Los miembros de la Alianza Atlántica se niegan a ratificar la nueva versión mientras Rusia no haya retirado a sus tropas de Georgia y Moldavia, en conformidad con los compromisos asumidos en Estambul.

El general Bujinsky sostuvo que la suspensión de la aplicación del tratado FCE, que se produjo en un contexto general de tensión con Occidente, no significaba un aumento de las tropas armadas en su frontera occidental.

Además del contencioso sobre el tratado FCE, Rusia critica las nuevas bases estadounidenses en Rumania y Bulgaria, dos antiguos aliados de la Unión Soviética. También se opone enérgicamente al proyecto de escudo antimisiles norteamericano en Polonia y la República Checa.

Sin embargo, el general Bujinsky rechazó toda referencia a una «nueva Guerra Frí­a».

«No veo una base para el comienzo de una nueva Guerra Frí­a. Actualmente no existen las mismas contradicciones ideológicas que habí­a en esa época. Pero es cierto que no nos agradan las acciones de nuestros interlocutores occidentales», dijo.

En ese marco, Rusia desea que el tratado norteamericano-soviético sobre las Fuerzas Nucleares Intermedias (FNI) sea multilateral y que se elabore un nuevo acuerdo sobre las armas estratégicas.

El acuerdo FNI firmado en 1987 «impone lí­mites a sólo dos partes (Rusia y Estados Unidos). Yo propondrí­a que fuera multilateral para que adhieran a él los paí­ses que poseen misiles de corto y mediano alcance», agregó.

Dado que el tratado START sobre la reducción de armas estratégicas expira en 2009, Rusia «pidió a Estados Unidos que piense en algo que podrí­a reemplazar al tratado START-1, algo más simple», pero todaví­a está esperando su respuesta, concluyó el general Bujinsky.