El mundo del fútbol puede sentirse agradecido porque Ronaldinho ha vuelto a sonreír al marcar dos goles en Pekín-2008, cuyo oro olímpico es la perla que le falta a Brasil en el collar.
«Al final pudimos ver su sonrisa. Todos saben que no había jugado oficialmente hacía cuatro meses, pero un jugador talentoso como él ha reencontrado su forma», declaró el técnico Dunga.
Ronaldinho le marcó a Nueva Zelanda una conquista de tiro libre y otra de penal, de manera de poder reencontrarse con su mejor nivel luego de haber permanecido dos años en un cono de sombras.
«Estoy feliz por haber anotado dos goles. Mi padre que está en el cielo debe estar feliz de haberlo visto desde arriba», dijo el volante ofensivo a quien su pase al AC Milan de Italia le significó un soplo de brisa fresca.
Las dos conquistas ayudaron a redondear una goleada de 5-0 a los neozelandeses que hizo saltar a los auriverdes a cuartos de final del torneo olímpico, el único gran título que nunca han conseguido en la historia.
«Con Ronaldinho en el equipo, la calidad es la misma que la de la selección absoluta», argumentó Dunga.
Un visionario que había imaginado la importancia de los Juegos para el jugador nacido en Porto Alegre fue el seleccionador inglés, el italiano Fabio Capello, al analizar el factor motivador de aquella transferencia.
«Es bueno para el Milan que (Ronaldinho) vaya a los Juegos Olímpicos. Volverá en forma y motivado», había declarado Capello.
Hablar de una resurrección es tan prematuro como haber profetizado el ocaso de Ronaldinho, pero las esperanzas han renacido.
«Me siento feliz de haber fichado por el AC Milan. Soy un futbolista profesional y cada traspaso es un nuevo comienzo para mí. Pero por ahora, lo más importante son los Juegos Olímpicos», dijo el centrocampista de ataque.
Y los aficionados, sin distinción, necesitan ver de nuevo a pleno la simpática expresión del hombre que contagiaba alegría con su juego chispeante hasta que se hundió en una crisis en el FC Barcelona y en la selección de Brasil.
En un fútbol agobiado por tantos gestos amargos, dientes apretados, maltrato de la pelota y miedo a perder, que aparezca otra vez Ronaldinho es una buena noticia, sea cual fuere el color del cristal con que se mire.
«Mi objetivo es hacer historia con Brasil. Los Juegos Olímpicos son tan importantes como un Mundial o una Copa América, todo el mundo quiere ser campeón en los Juegos», ha dicho quien fue multicampeón con los azulgranas catalanes.
El armador nacido en Porto Alegre tiene con los olímpicos una deuda y una revancha para tomarse, después de haber sido eliminado por Camerún en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Sydney-2000.
El compromiso lo empezó a saldar con los dos goles y si Ronaldinho sonríe, el fútbol puede volver a amarlo.