Roman Polanski regresó dos años después al Festival de Cine de Zurich para recibir ayer un reconocimiento por su trayectoria que no pudo obtener tras ser arrestado por el caso de abuso sexual que pesa en su contra desde hace décadas.
El director franco-polaco autor de la cinta «Rosemary’s Baby» fue detenido al llegar al aeropuerto de Zurich en 2009, acusado de haber tenido sexo con una chica de 13 años en 1977. Pasó meses en prisión y después en arresto domiciliario, pero logró evitar ser extraditado a Estados Unidos pues el gobierno suizo se negó a deportarlo.
Polanski, de 78 años, todavía enfrenta una orden de la Interpol efectiva para 188 países para ser extraditado a Estados Unidos y sólo puede circular libremente en Suiza y Francia.
Polanski llegó al salón del festival el martes donde fue recibido por el público que lo ovacionó de pie. Se quedó un momento disfrutando del aplauso antes de sentarse para la ceremonia en su honor.
«Â¿Qué les puedo decir?, mejor tarde que nunca», dijo mientras la audiencia se soltó a reír.
«Dos años, día a día. Definitivamente me gustaría olvidar algunas partes, pero me da gusto estar aquí porque sé que no sólo fue un golpe para mí o para mi familia, también lo fue para el festival», dijo. «Este es un momento muy conmovedor para mí».
Tras el homenaje Polanski presentó el documental: «Roman Polanski: A film Memoir» (Roman Polanski: una memoria fílmica) de Laurent Bouzereau, que cuenta su lado de la historia.
El filme, que incluye entrevistas a Polanski, comienza con tomas de la prisión suiza en la que estuvo el cineasta así como fotografías de su chale en Gstaad, en la región de los Alpes Suizos.
También incluye imágenes de la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi en Polonia mezcladas con escenas de «The Pianist» (El pianista) mientras que Polanski cuenta una gran variedad de memorias, como cuando vio que un nazi le disparaba en la espalda a una mujer; su reunión con su padre; cuando escapó a un nazi que le disparaba o cuando vio que se construía el Muro de Varsovia.
Polanski habla sobre la muerte de su madre, el dolor que le provocó que su padre se casara con otra mujer y cuando ambos lo visitaron en Gstaad, donde su padre lloró al escuchar música que le recordó a los niños que eran subidos en los trenes para ser exterminados.
«Era una visión apocalíptica y surreal», dijo Polanski al recordar ese momento.
El Festival de Cine de Zurich contará con diez estrenos mundiales y se espera que reciba a 45.000 asistentes. Concluye el 2 de octubre.