El músico británico Roger Waters, considerado el genio de la mítica banda de rock Pink Floyd, hizo delirar a 60 mil personas en el estadio de River Plate, en el primero de los dos conciertos que dará en el país, en donde dejó plasmado su mensaje antibélico.
La voluntad pacifista del artista recibió la aprobación de la multitud especialmente cuando nombró a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, en un tema que hizo referencia a la Guerra que Argentina mantuvo con Gran Bretaña en 1982 por las islas Malvinas.
Waters, quien se presentó enteramente vestido de negro, visita por segunda vez Buenos Aires en el marco de una gira mundial bautizada «El lado oscuro de la luna» y arrancó el show con temas del recordado disco «The Wall».
Con «Mother» (Madre), Waters desplegó su virtuosismo en la guitarra y provocó la ovación de sus seguidores, en muchos casos familias enteras que se movilizaron hasta el estadio Monumental.
Uno de los momento más emotivos de la noche fue cuando el líder de Pink Floyd cantó «Wish you were here» (Ojalá estuvieras aquí).
El enorme escenario mostró un despliegue de luces y una docena de músicos acompañaron al genial intérprete. Dos gigantescas pantallas colocadas al costado del escenario sirvieron para llevar los primeros planos del músico a la multitud.
El sector ’vip’ también estuvo colmado por fanáticos que pagaron entre 320 (unos 110 dólares) y 420 pesos.
El músico hizo un breve repaso por el álbum «Animals» (1977) de Pink Floyd, que sirvió para que saliera a relucir un enorme cerdo inflable de color rosa, que tenía su lomo cubierto por graffitis y leyendas antibélicas, realizadas por personalidades de la cultura argentina.
Así se pudieron leer frases como: «Videla, Galtieri, Thatcher y Bush, todos dan asco»; «Encierren a Bush antes que nos mate a todos»; «Miedo construye paredes» y «Â¡Nunca más desaparecidos!».
El periplo mundial de Waters comenzó en junio de 2006 en el Festival Rock in Rio y la puesta en escena corre por cuenta de Mark Fisher, el arquitecto de la gira de The Wall, que fascinó a los admiradores de la banda entre 1980 y 1981.
Luego de una hora y cuarto de recital, Waters hizo el primer intervalo, para luego de la medianoche terminar un recital a todo lujo para el público argentino que lo recibió con los brazos abiertos.