Aaron Rodgers regresó ayer a los entrenamientos de los Packers de Green Bay y, ante las posibilidades del equipo de avanzar a los playoffs, lo más probable es que el quarterback juegue el domingo de titular contra los Giants de Nueva York.
Aunque Rodgers reconoce que buscará deslizarse en vez de recibir golpes en el futuro, advirtió que no cambiará su forma de jugar a raíz de su segunda conmoción cerebral en el año.
«No tengo dudas de salir al campo», dijo. «Me siento confiado y tengo autorización de los médicos. Voy a seguir jugando como lo he hecho».
Rodgers se perdió las prácticas de la semana anterior y no jugó el domingo, en la derrota ante Nueva Inglaterra. El quarterback dijo que extrañó las bromas con sus compañeros.
Al volver el mariscal de campo, también regresaron las bromas, algunas a sus costillas.
Rodgers usó un nuevo casco en la práctica del miércoles. Aunque no parecía distinto al que utilizaba antes %u2014al menos a lo lejos_, los compañeros de Rodgers dijeron que se veía muy cómico.
«Es un casco diferente y no sé si hay algo malo con el anterior», dijo Rodgers. «Pero los chicos definitivamente me hicieron pasar un momento difícil por cómo me veía».
Las conmociones, desde luego, no son asunto de broma en la NFL actualmente, tras el surgimiento de más información sobre las consecuencias potenciales a largo plazo que pueden tener los golpes a la cabeza en el fútbol estadounidense.
Aunque ni Rodgers ni el entrenador Mike McCarthy dieron detalles del nuevo casco, se supone que ofrece más protección.
Pero los compañeros de Rodgers no dejaban de reír.
«Su casco es simplemente horrible, pero tendrá que usarlo», dijo el receptor Greg Jennings.