Aaron Rodgers lanzó cuatro pases de touchdown, Randall Cobb anotó al regresar 80 yardas una patada y la defensiva de los Packers de Green Bay mostró ayer que puede asumir el control de un partido en la paliza de 45-7 sobre los Vikings de Minnesota.
Los Packers elevaron su foja a 9-0 y son todavía el único equipo invicto en la NFL. Y si ya pueden contar con la defensiva para complementar su ofensiva explosiva, simplemente nadie los podría detener.
Pese a la resistencia de los Vikings, Rodgers completó 23 de 30 pases para 250 yardas sin intercepción. Conectó dos pases de touchdown con Jordy Nelson, y también encontró a Greg Jennings y John Kuhn para otras dos anotaciones.
«Es (nuestro) mejor partido, por el margen de la victoria», dijo el coach de los Packers, Mike McCarthy. «Y al final del día, se trata de puntos».
La defensa de los Packers contuvo a Adrian Peterson y sólo tuvo 14 acarreos para 51 yardas y un touchdown por los Vikings (2-7).
La defensiva de Green Bay llegó al partido con un promedio de casi 300 yardas permitidas con pases, la segunda mayor cifra en la NFL. En su anterior partido como visitantes, los Packers despilfarraron casi totalmente una amplia ventaja en el cuarto período en San Diego, hasta que pudieron resistir y ganar por 45-38.
Pero los Packers desarrollaron por fin su potencial contra los Vikings (2-7), rivales de división. El quarterback novato Christian Ponder sólo pudo acertar 16 de 34 pases para 190 yardas con una intercepción.
«Nuestro desempeño en esta noche fue muy decepcionante», expresó el entrenador de los Vikings, Leslie Frazier.
La defensiva de los Vikings hizo cuanto pudo para entorpecer a Rodgers. Lo capturaron tres veces y lo golpearon con fuerza en casi cada ocasión que decidió correr. El defensive end Jared Allen acosó a Rodgers cada vez que pudo.
McCarthy metió al quarterback suplente Matt Flynn cuando quedaban 10:30 en el reloj. Los Vikings tampoco no pudieron alejarlo de la zona de anotación pues se escabulló tres yardas para anotar un touchdown a 4:27 del final.
Pero fue Cobb, un novato de la segunda ronda procedente de Kentucky, quien encaminó a los Packers al triunfo.
Luego que la defensiva de los Packers le impidió a los Vikings seguir avanzando en su primera posesión, Cobb atrapó una patada de Chris Kluwe y eludió una barrera a la mitad del terreno de juego.
Cobb aceleró entonces por la banda izquierda, bailoteó en los últimos pases antes de la zona de anotación y lanzó el balón al aire como si fuera un tiro de basquetbol.
En el primer partido de la campaña contra los Saints de Nueva Orleáns, Cobb también anotó al regresar una patada, 108 yardas en esa ocasión.