Un robot interactivo de Honda Motor Co. que habla y camina ha encarado problemas técnicos en su nuevo desempeño como guía de un museo en Tokio. El robot Asimo tiene problemas para detectar la diferencia entre la gente que levanta la mano para hacer una pregunta y quienes usan sus teléfonos inteligentes para tomar fotos en el Museo de Ciencias Miraikan.
TOKIO /Agencia AP
Se congeló a mitad de su actuación y volvió a repetir la pregunta programada «¿Quién quiere hacer una pregunta a Asimo?» El robot guía, mostrado el miércoles a los reporteros, está conectado de forma inalámbrica a seis sensores colocados en el techo para discernir dónde se forma un grupo.
No cuenta con reconocimiento de voz y responde a preguntas hechas por escrito seleccionadas en una pizarra electrónica táctil, por lo que la interacción con Asimo fue incluso menos natural, o entretenida, que una conversación con un teléfono multiusos.
La tecnología de robots de Honda, pese a ser una de las más avanzadas por su movilidad, ha sido criticada por carecer de aplicaciones prácticas y ser algo más que un juguete caro.
Asimo es demasiado sensible para acudir a zonas radiactivas tras la crisis nuclear de Fukushima del 2011, y Honda tuvo que esmerarse en crear brazos robóticos que pudieran ser utilizados en los reactores.
Satoshi Shigemi, que supervisa la tecnología de robots de Honda, reconoció que es necesario un trabajo más a fondo. Agregó que el objetivo es que Asimo reconozca quién le habla, como un adulto o un niño, y que responda adecuadamente.
Le queda por recorrer un largo camino. «Ahora puede reconocer a un niño que agita los brazos, pero no puede comprender el significado del gesto», indicó Shigemi a los periodistas.
Un posible uso futuro de Asimo sería ayudar a la gente que compra boletos en máquinas expendedoras en las estaciones ferroviarias, dijo Shigemi, acelerando el proceso a toda persona no familiarizada con el sistema.
«La tarea que cualquier niño puede hacer, como interpretar el lenguaje, figura entre las más desafiantes para un agente computarizado, ya sea un robot o no», dijo Ingrid Zukerman, profesora de tecnología de la información de la Universidad Monash de Australia.
El esfuerzo es complejo, incluyendo distinguir el habla y conectarla luego con el conocimiento para discernir el significado, por lo que la interpretación del lenguaje más avanzada sigue limitada a peticiones específicas como un horario de autobús y la compra de boletos aéreos, dijo Zukerman.