El sábado por la noche se inauguró la exposición homenaje al gran maestro de la plástica, Roberto González Goyri, quien se encuentra padeciendo algunos quebrantos de salud y recibió las muestras de cariño de muchos devotos de su obra. Con el patrocinio de Telgua, pero especialmente del Paseo de los Museos del Hotel Casa Santo Domingo, cuyo impulsor principal, Jorge Castañeda, estuvo presente en el acto, se montó la muestra que incluye pinturas, esculturas y la obra mural realizada por Roberto a lo largo de su prolífica vida.
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En el acto se develó la reproducción digitalizada del mural que estará siendo colocado en las instalaciones del auditorio del edificio del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y que será el más grande del país, teniendo como tema el desarrollo de la seguridad social en Guatemala, desde que fuera instituida en los tiempos del doctor Juan José Arévalo. Ya he dicho que por Roberto siento un cariño muy especial y entrañable, lo cual me hizo emocionarme muchísimo el pasado sábado cuando pude acercarme a él en su silla de ruedas para darle un abrazo afectuoso con el respeto que merece una personalidad de su grandísima envergadura.
Los reconocimientos que ha recibido Roberto González Goyri son muchos, pero aún se antojan pocos para sus merecimientos y para su natural sencillez que, como bien describiera en el acto al hacer uso de la palabra improvisadamente el también artista Efraín Recinos, forma parte de su modo de ser, de su actitud ante la vida.
Hace poco, cuando los chapines y especialmente los jóvenes celebraban con el Presidente a la cabeza el éxito del joven Carlos Peña en el concurso organizado por las empresas telefónicas, muchos dijeron que se trataba de un logro extraordinario para el país y hasta alguien dijo que nunca habíamos tenido los guatemaltecos tanto motivo para estar contentos, celebrar y mostrar nuestro orgullo. Justo al leer eso, pensé mucho en lo ignorantes que solemos ser y la primera figura que me vino a la mente para contradecir esa barrabasada fue la del maestro Roberto González Goyri, quien junto a otros intelectuales, profesionales y artistas del país, han destacado a nivel mundial, recibiendo distinciones que los encumbran a alturas dignas de encomio pero que pasan inadvertidas porque no se trata de una promoción comercial diseñada para hacer que la gente gaste su dinero.
En el campo de la plástica hemos tenido destacados exponentes que al mostrar su obra al mundo reciben reconocimiento y aplauso. Entre ellos uno de los más destacados seguramente es Roberto quien ha paseado su genio por centros culturales tan destacados como Nueva York y Londres, entre otros lugares, mereciendo elogios por la calidad de su obra.
Yo no sé decir cuál expresión de Roberto me gusta más, si la escultura con que se inició, los murales que le permiten expresar tanta pasión o la pintura con su explosión de colores.
Y él nos dice que su inspiración navega entre la pasión y la capacidad de asombrarse que permite, digo yo, que nos asombre tanto con la maravilla de su obra. Y al verlo mientras su hija Verónica nos leía su mensaje, me conmovió su estado de salud pero, sobre todo, el brillo de sus ojos en los que subsiste, pese a cualquier dolencia, esa chispa que demuestra la enorme pasión que es el sello del artista.