Robert Gates dejará su cargo


Robert Gates, secretario de Defensa de Estados Unidos, tiene previsto dejar el cargo el próximo año. FOTO LA HORA: AFP Paul J. Richards

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, confirmó hoy su intención de dejar el cargo el próximo año, pero antes quiere asegurarse de dejar encaminado el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán.


«Creo que en el correr del próximo año estaré en posición (…) de saber si nuestra estrategia funciona en Afganistán», declaró el ministro en una entrevista con la revista Foreign Policy.

«La estrategia de enví­o de refuerzos habrá terminado. Haremos una evaluación en diciembre (2010). Creo que en el correr de 2011 habrá lógicamente un momento para pasar la posta», añadió.

Gates dijo que estarí­a mal de su parte esperar a enero de 2012 para entregar el cargo, pues serí­a complicado «encontrar a un buen candidato» en un año electoral.

«Simplemente creo que este no es el tipo de puesto que uno quiere llenar cuando comienza una campaña presidencial. Así­ que creo que suena bien (dejar el cargo) en algún momento de 2011», agregó.

Gates fue designado como secretario de Defensa por el ex mandatario George W. Bush y, como alta figura del Partido Republicano, ha brindado una valiosa cobertura polí­tica al gobierno demócrata del presidente Barack Obama.

El anuncio de su intención de abandonar la cartera de Defensa se produce en un momento complicado de la guerra en Afganistán, cuando se espera completar en pocas semanas el aumento de 30.000 soldados que elevarán la presencia militar estadounidense a 100.000 efectivos.

Afganistán intenta, con la ayuda de Occidente, construir sus propias fuerzas militares y policiales, de manera de poder asumir para fines de 2014 la responsabilidad de la seguridad interna de manos de las fuerzas internacionales comandadas por Estados Unidos.

A fines de 2001, los talibanes, que apoyan al lí­der de la red fundamentalista Al Qaida Osama Bin Laden, fueron derribados del gobierno afgano tras una invasión internacional, pero aún controlan porciones del sur del paí­s y ofrecen una dura resistencia.

El apoyo público al manejo de la administración Obama de la guerra de casi nueve años en Afganistán está en su nivel más bajo, mientras que las bajas de soldados estadounidenses llegaron en julio a un récord mensual de 66.

Obama presentó una nueva estrategia a fines del año pasado, y anunció que comenzarí­a el repliegue militar en julio de 2011.

Ese cronograma ha sido duramente criticado por aquellos que creen que con ese anuncio se envió el mensaje de que Estados Unidos no está comprometido con la lucha a largo plazo, en tanto impulsó a los talibanes a aguantar.

Otros critican a Obama por no ordenar la retirada lo suficientemente rápido, pues piensan que Estados Unidos y la OTAN están empantanados en un conflicto que no se puede ganar.

Gates dijo en la entrevista con Foreing Policy que las cosas estaban en camino para cumplir con el calendario de repliegue, con el cual está de acuerdo.

«La fecha de julio de 2011 fue un duro obstáculo de superar para mí­, porque he luchado consistentemente contra plazos con respecto a Irak», afirmó.

«Pero me persuadí­ de que algo como eso era necesario para obtener la atención del gobierno afgano, de que ellos tení­an que tomar el asunto en sus manos (…) Y reconocí­ los riesgos», afirmó.

Obama es el séptimo presidente para el que Gates, de 66 años, ha servido en sus 40 años de carrera en el seno del aparato de seguridad estadounidense, fundamentalmente como un halcón de la Guerra Frí­a en la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de la que fue director en 1991.

Foreign Policy dijo que las especulaciones abundan sobre el eventual sucesor de Gates, y menciona como posibles candidatos a Michele Flournoy, actual subsecretaria de Defensa para asuntos polí­ticos; John Hamre, titular del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales; al director de la CIA, Leon Panetta, y al ex secretario de la Marina Richard Danzig.

TALIBANES Investigación conjunta


Los insurgentes talibanes se dijeron dispuestos a cooperar con las fuerzas internacionales y los defensores de los derechos humanos para investigar la muerte de civiles en Afganistán, una oferta que rechazó la OTAN, dí­as después de que la ONU acusara a los islamistas de la mayorí­a de esos casos.

En un comunicado recibido por la AFP, el mando de los talibanes propone la formación de una «comisión, compuesta de representantes especiales de la Conferencia Islámica, de las agencias de la ONU de derechos humanos, así­ como de representantes de las fuerzas de la OTAN y del emirato islámico de Afganistán».

Esa comisión tendrí­a como cometido «investigar las bajas civiles en el paí­s».

El mando talibán considera también que la comisión debe tener acceso a las zonas bajo su control.

Sin embargo, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, bajo mando de la OTAN) rechazó la propuesta de los insurgentes.

«No necesitamos una comisión conjunta. No es para nada necesario. Conocemos la situación. Y sabemos claramente las diferencias que hay entre su supuesto código de conducta y la realidad», declaró el general Josef Blotz, portavoz de la ISAF.

De su lado, la misión de la ONU en Afganistán dijo estar «al corriente» de la oferta de los talibanes. Un portavoz se limitó a decir que la están «estudiando».

En Kabul, la ONG afgana y de defensa de los derechos humanos Afghanistan Rights Monitor (ARM) saludó este lunes la iniciativa de los talibanes y pidió al gobierno de Kabul y a Naciones Unidas que respondan favorablemente a la propuesta.

ARM pide también a los talibanes que den «garantí­as concretas para la seguridad de los investigadores», en el sentido de que no sufrirán «acoso, amenazas ni violencia» en caso de que apunten a los insurgentes como culpables.

El director de la comisión independiente afgana de derechos humanos, Nader Naderly, saludó un «avance notable», aunque también pidió «garantí­as de los talibanes en cuanto a la seguridad de quienes participen en esas investigaciones».

La representación de la ONU en Kabul publicó el pasado martes un informe que indica que más de 1.200 civiles murieron en el primer semestre de 2010, un 25% más que en el mismo perí­odo de 2009.

Según ese informe, los insurgentes matan de media siete veces más que las fuerzas internacionales y afganas. Los insurgentes son responsables del 75% de operaciones que acaban causando muertos y heridos, frente al 12% causado por operaciones de las fuerzas extranjeras y afganas.

Los talibanes calificaron de «propaganda» el informe de la ONU.

Las bombas caseras y los atentados suicidas, formas preferidas de atacar de los talibanes, son la primera causa de mortalidad entre los civiles, pese a que el blanco no son ellos, sino los soldados extranjeros o afganos y los edificios oficiales.

Los errores en los ataques aéreos de la OTAN, muy criticados por la ONU y el gobierno afgano, se redujeron un 64%.

No obstante, el domingo, el mando de la Alianza Atlántica reconoció haber matado por error el jueves en el sur de Afganistán a cinco civiles, en unos ataques aéreos contra talibanes.