River Plate volvió ayer a los prácticas como nuevo equipo de la segunda división y su flamante técnico Matías Almeyda prometió un juego rápido y agresivo para que el equipo pueda regresar a la máxima categoría.
Aún bajo el triste recuerdo de haberse ido al descenso por primera vez en sus 110 años de historia, Almeyda dirigió la primera práctica de River tras haberse ido al descenso el 26 de junio al perder la promoción de dos partidos con Belgrano de Córdoba.
«Ahora tenemos que hacer bien las cosas para llevar a River a la primera A», dijo Almeyda en su primera reunión de prensa como técnico, cargo que asumió apenas colgó los botines en aquella fatídica serie que lo llevó al Nacional B.
«Creo mucho en mis jugadores y también en la disciplina», destacó Almeyda, reemplazante de Juan José López. «Sin disciplina en la vida se ganan pocas cosas. Ultimamente River jugaba poco al fútbol. Quiero que River vuelva a jugar al fútbol, con un equipo rápido, agresivo».
En su nueva categoría, River ya no jugará su tradicional clásico con su archienemigo Boca Juniors. Sus rivales serán, entre otros, equipos lejanos como Guillermo Brown de Puerto Madryn, en la Patagonia; Aldosivi de Mar del Plata; Patronato de Entre Ríos o Deportivo Merlo, con una cancha que apenas alberga a 7.500 espectadores.
También jugará con Boca, pero en este caso Boca Unidos de Corrientes.
«Habrá que ir a jugar con todos, sin pensar que nos encontraremos con rivales fáciles», advirtió Almeyda. «Todos nos van a querer ganar y debemos estar preparados.
River, el equipo más ganador del fútbol argentino con 33 títulos, se está reforzando con jugadores de jerarquía para el Nacional B que arranca el 4 de agosto, aunque los Millonarios podrían debutar una semana más tarde.
El defensor Agustín Alayes llegó del Colo Colo de Chile y empezó el lunes con los entrenamientos, mientras que los delanteros Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez están con un pie en River y sólo falta que estampen su firma, dijo Almeyda.
Cavenaghi terminó su préstamo con el Inter de Porto Alegre y rescindió contrato con el Bourdeax de Francia, mientras que Domínguez jugó la última temporada en el Valencia de España. Ambos jugaron en River en su época de gloria.
El descenso de River despertó un interés de magnitud en la ciudadanía, y máxime entre fanáticos de los Millonarios, quienes el día del descenso causaron destrozos de magnitud en las instalaciones del club, lo que puso en riesgo que la final de la Copa América del 24 de julio pudiese jugarse en ese estadio.