River Plate, de la gloria a la deshonra


Jugadores del River Plate de Argentina, despúes de haber tenido varias victorias, termina en una dolorosa posición. FOTO LA HORA:  AFP Alfredo Estrella

El popular club argentino River Plate tuvo un 2008 de ensueño y pesadilla, porque se coronó campeón del torneo Clausura en julio y terminó en el fondo de la tabla del Apertura en diciembre, abandonado por su DT y, para colmo, con su archirrival Boca en los primeros planos.


Ni los más acérrimos rivales imaginaron para el club millonario peor calamidad que terminar depositado en el subsuelo, algo inédito para el máximo campeón del fútbol argentino que atesora 33 tí­tulos locales y cinco internacionales.

Algo inexplicable además por ser casi el mismo plantel que se bañó de gloria seis meses atrás de la mano del director técnico Diego Simeone, que cansado de ensayar tácticas que lo salvasen del papelón, colgó la toalla el 7 de noviembre luego de once fechas sin ganar.

Simeone se fue ovacionado por la hinchada «millonaria», reclamado por la dirigencia y llorado por los jugadores que desparramaron pedidos para que se quedase cuando la suerte estaba echada y River se hundí­a en la desesperanza.

El técnico anunció su renuncia en México tras la derrota a manos de las Chivas de Guadalajara que dejaron a River afuera de la Copa Sudamericana, un objetivo clave para salvar las ropas ante el desastroso rendimiento del equipo en el torneo local.

Cual timonel del «Titanic», el técnico de las inferiores Gabriel Rodrí­guez, se hizo cargo del plantel en el último tramo del campeonato, en tanto Néstor «Pipo» Gorosito asumirá en enero con la esperanza de dejar atrás un año calamitoso.

«No sé que nos pasa, esto nos da vergí¼enza, tocamos fondo, ya no nos quedan palabras para describirlo, estamos en el fondo del mar», graficó con meridiana justicia el delantero paraguayo Santiago Salcedo.

River acababa de perder 2-1 en su casa ante el modesto Godoy Cruz y el plantel era la imagen misma del desconsuelo con la bochornosa cuenta de nueve derrotas, siete empates y apenas dos triunfos que ya nadie recuerda.

«No nos sale nada, perdemos siempre, ya no sabemos qué hacer», dijo el atacante uruguayo Robert Flores, mientras su compañero, el delantero colombiano Radamel Falcao Garcí­a se asombra de la paciencia de la hinchada.

«Todaví­a vienen, alientan, no nos insultan y no les devolvemos nada, son increí­bles», resumió Flores mientras los jugadores apenas disimulan su apuro para que este campeonato termine de una buena vez.

Tan agobiado está el plantel que la dirigencia pensó en el retorno de la figura emblemática del club, el Ariel «Burrito» Ortega, como una medicina para 1que el equipo recobre algo de la mí­stica que lo llevó a la gloria.

Ortega juega en el modesto Independiente Rivadavia de Mendoza, un club de la segunda división que lo acogió luego de que Simeone lo separara del plantel de River por su problema de alcoholismo, enfermedad por la que está aún en tratamiento.

Habrá que ver si su figura y la dirección de Gorosito alcanzan para dar vuelta la historia en 2009 y retribuir el aliento de la hinchada que en medio de la hecatombe salió a poner el pecho y anotó al club a la cabeza en la tabla de recaudaciones por venta de entradas… al menos un primer puesto.