El expresidente Efraín Ríos Montt, de 86 años, pasará hoy su primera noche en la prisión del cuartel Matamoros, tras ser declarado culpable a los delitos de genocidio y deberes contra la humanidad, y condenado a 80 años de cárcel.
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Protegido por un fuerte dispositivo de seguridad, el ex Jefe de Estado abandonó la sala de vistas de la Corte Suprema de Justicia –donde se realizó el debate– y fue trasladado a la prisión habilitada en el cuartel militar de Matamoros.
En ese centro carcelario se encuentran recluidos los hermanos Valdez Paiz –por el caso Rosenberg–, el expresidente Alfonso Portillo –reclamado por la justicia de Estados Unidos, pero actualmente internado en un hospital– y el exalcalde de Antigua Guatemala, Adolfo Vivar –señalado por actos de corrupción–.
La condena por el delito de genocidio alcanzó los 50 años y la de delitos contra los deberes de la humanidad sumó 30 años más. La ley penal dice, no obstante, que la máxima pena de prisión en el país es de 50 años.
REACCIONES
«Yo no tengo angustia porque he cumplido con la ley, respeto la ley y sé que la única manera de tener paz es haciendo justicia y precisamente de eso adolecemos», dijo Ríos Montt tras conocer la condena en primera instancia.
«Este es un paso increíblemente importante para la justicia y la rendición de cuentas en Guatemala», dijo el director para México y Centroamérica de la organización de defensa de derechos humanos Amnistía Internacional.
«¡Gracias!, ¡gracias! que fue condenado por genocidio, ¡se hizo justicia a mi hermano Eduardo!», gritó una mujer asistente a los jueces durante la audiencia de juzgamiento.
Francisco Palomo, abogado de Ríos Montt, dijo que va a apelar la condena «inmediatamente».
«Es una sentencia injusta. Nosotros ya sabíamos que lo iban a condenar, incluso el general venía con su maleta hecha porque sabía que se iba a cambiar de domicilio», agregó.