«Rio los ama», exclamaron 50 mil personas hoy que al ritmo de samba estallaron de júbilo en la famosa playa de Copacabana cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció en Copenhague que Rio de Janeiro es la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
Una gigantesca bandera con la emblemática imagen del Cristo de Rio de Janeiro y la leyenda «Rio loves you», «Rio los ama», se extendió cual manta sagrada con sus 800 kg de peso y 2.200 m2 de superficie sobre la gente desbordante de alegría con la noticia, largamente esperada por los cariocas.
«Estoy muy feliz. Espero que la Olimpiada traiga desarrollo y crecimiento económico, también seguridad y transporte», dijo Daniel, de 20 años, un analista de crédito que festejaba la nominación.
Cintia Lobato, música, se dijo «muy feliz». «Es una gran oportunidad para Rio. La ciudad está empobrecida y precisa de los Juegos que pueden dar si son bien administrados», añadió.
El militar Saul Trindade, 43 años, también entre los asistentes al espectáculo previsto por las autoridades de Rio de Janeiro en un escenario de 240 m2 sobre las arenas del turístico barrio de Copacabana (sur de Rio), cree que con los Juegos la ciudad «va a mejorar en general, principalmente en seguridad y transporte».
«Â¡Quien gana somos nosotros, mis hijos, mis nietos!», exclamó.
«Estoy muy feliz. El pueblo de Rio es muy animado. Es el país latinoamericano mejor preparado para recibir los Juegos» aunque «precisa infraestructura», opinó Marina Flores, relacionista pública argentina residente en Rio.
Decenas de atletas envueltos en la bandera nacional verde y amarilla esperaban en el escenario el anuncio que fue realizado en Copenhague.
Con la victoria, la alegría estalló. El papel picado voló por los aires sobre la multitud que comenzó a bailar -cuando no- al ritmo de samba. El escogido, un samba enredo de 1993, de la popular escola Salgueiro, que ganó ese año el concurso de Carnaval con el tema «Explode coraí§ao» («Explota el corazón»).
La fiesta continuará durante seis horas y se repetirá el domingo en el mismo lugar de Copacabana, aunque seguramente se extenderá a todo Brasil, un país amante del deporte que apostó a estos Juegos para coronar el peso diplomático que ha ganado en el mundo.
El gobierno brasileño en pleno, empezando por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva y las autoridades estatales de Rio, se trasladaron a Copenhague para aguardar la decisión del COI, que dejó de lado a la estadounidense Chicago, y a Madrid y Tokio.
La mayoría de los cariocas son fieles hinchas de su candidatura, un entusiasmo alimentado desde las más altas esferas del poder que había generado gran expectativa en la población.
Pero la preocupación principal de los locales es que los Juegos mejoren su calidad de vida, dificultada por una circulación caótica, un sistema de transporte endeble y la violencia cotidiana que el año pasado se cobró 6.000 vidas si se cuentan solo los asesinatos.
«Los Panamericanos (de 2007) no valieron la pena porque no dejaron mucha cosa para la población. Pero si la Olimpiada deja algo, va a ser positiva», dijo a la AFP Elianne dos Santos, profesora, de 50 años, cerca del escenario en Copacabana.
Para Ricardo Chaves, contador de 47 años, «la esperanza de todos es que mejoren principalmente la seguridad y los transportes, porque la vida cotidiana del carioca es muy sacrificada».
Ricardo Lima, un especialista en seguridad laboral de 42 años, espera que «mejore el transporte de la ciudad», mientras que Analucia, de 30 años y técnica en radiología, cree que «la ciudad va a mejorar y la violencia va a disminuir con la Olimpiada».
El gobierno federal ha dado una garantía económica al COI sobre el apoyo que dará para la celebración de los Juegos, en una ciudad que apuesta a esta justa para mejorar algunos de sus problemas más acuciantes.
La Copa del Mundo de fútbol en 2014 permitirá a Rio cortar camino hacia lo que necesita para los Juegos.
Pasados los festejos, la ciudad tendrá por delante, sin duda, un arduo trabajo.